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lunes, 7 de mayo de 2012

On fire. Totalmente vivos. El Mañana.

El Mañana






Es una duda. Inexpugnable, increíble. Gigante.
Incertidumbre cubierta de aire, incertidumbre cubiertos de acero.
Lostmymind, lostinthesupermarket.
Porque es una historia que nunca para, estás perdido entre latas de cerveza, carne envasada y patatas fritas. Los cámaras frigoríficas nunca te trajeron tantos recuerdos como hoy.
Caminas tras el carrito de la compra, ¿quién lleva a quién?
En este siglo la mejor declaración de amor no es un te quiero
No es un teamo
No es un te recuerdo.
No es un café a media tarde.
No es un tweet con corazones.
Ni mil palabras biensonantes en tu aire.


Ahora lo que todos queremos tener es un Te Veo
Veo quien eres, veo quien no eres.
Veo a quién escondes detrás de mil capas de cinismo y tela desgastada.
Veo a quién guardas de las miradas indiscretas.
Veo más que tú, veo cuando me dices corazón. Como se mueven tus labios entre carne, aire, saliva y dolor. Veo tus ojos, veo. Lo veo todo. 


Todo el mundo sabe.
Nadie sabe nada. 
Nadie tiene ni puta idea.
Nadie finge saberlo todo.
Nadie no existe, fue hermano de gente y ambos se perdieron por un caminito relativo.


Relativo a cerrar la puerta, a una cruz pesada que todo el mundo quería portar.
Pero la cruz es efímera, la estrella es un escupitajo lanzado al aire. Que se impacta en tu cara, y te cubre de ti mismo.
¿De verdad no tienes los huesos suficientemente rotos como para volver a mirarle a los ojos?


Sólo el adjetivo de la soledad estaba solo. 
A mí no me grites, no me mires. No pienses en mí. 
No busques en tus bolsillos ni un retazo de mi existencia.
Tus deseos han cambiado, es el momento de volverse loco.
El momento de empezar a correr en círculos ha acabado.


La ortografía nunca fue tan innecesaria. Tan imprecisa.
Lo mejor es quitarle la ropa a los que se deslizan como luz.
Amarás al prójimo como a ti mismo.
E incluso más. E incluso menos.


Sin embargo, siempre nos queda convertirnos en oxígeno, confiar en los faros.
Mi nombre es el triple, mis pasos son los mismos.
Para confesar quién soy, quién quiero ser, quién quiero ver sonreiré de manera muy falsa.


Son sucesos, son éxitos. Son hechos, tenemos que convivir.
Letmeloveyou. Cuando te quedas petrificada ante la verdad, la más absoluta verdad. La gran losa que, te acaba de destrozar la cabeza por completo. La gran losa que astilló cada hueso de tu blanco cráneo de caucásica estúpida y occidental.


No eres nadie, nadie te conoce. Esa no es la gran verdad, sólo una de tantas.
La gran verdad es que tu ruego, deseo y súplica no se convertirán en un mapa de realidades.
Te quedan las palabras más preciosas de la Tierra, de la tierra en tu boca, te queda:
el éxtasis, 
el vértigo, 
la calma,
la perdición,
el encuentro, la despedida. El fuego.


Si te mira con desaprobación, mírale con descaro. ¡No le pondrá usted puertas al campo!
El cielo no está hecho para pintar nubes. Mi imaginación no está hecha para imponerle plazos. No le pondrá usted frenos al viento. ¡No, no, y no!. He nacido con la capacidad de negarme.
De arder, de gritar. Tengo muchas capacidades aún. On fire.


Futuro, mañana. La duda. Let me love you. Déjame decirte adiós, Vete a la mierda. 
Arde. Que el fuego lo devaste todo. Arde por el mañana.
Arde por hoy, arde por ti.


SÓLO LOS BESOS NOS TAPARÁN LA BOCA.





lunes, 5 de diciembre de 2011

Dónde se te quedó olvidado el corazón.

"Aunque no lo parezca hay cosas más importantes que el dinero: las personas, el amor, el cariño, el respeto. Mirar con otros ojos nunca está demás, pero el día en que nadie mira a través de los tuyos. Dices: basta. Y sin irte físicamente, nunca más te recuperan. Te vas, y nunca más te recuperan."


Todo quizá empieza por la falta de comunicación, o por la comunicación incorrecta. Esto conlleva el total desconocimiento de esas personas. Tu total desconocimiento del medio. Las reglas se deben cumplir por muy estúpido que sea el discurso, y nadie está dispuesto a eso. No, porque simplemente el miedo ya no es opción, y ya no se trata de un estado de duda perpetua, se trata de un estado de desconfianza, de silencio. Del peor silencio de todos, del de los que fingen estar sordos.

Acaso no ves lo que pasa en tu casa. En qué momento empezaste a ver ese fin como la única razón de tu existencia y olvidaste quién eras. Y más importante, olvidaste por quién llevabas a cabo aquel fin. El objetivo tenía una razón y al final has perdido esa razón, y esa razón te ha perdido a ti.

Las razones crecen, y las personas también. Ocultan lo que consideran grandes y terribles secretos que sufren sobre una espalda sin columna. Llega un momento que tu incomprensión y tu falta de apoyo deja solos a quien más te necesitan. ¿Estás ciego? ¿estás ciega? ¿no has visto a ese cadáver que pernocta bajo tu techo? ¿no has visto sus ojos cada vez más hundidos y una sonrisa rara, como torcida que nunca le ha pertenecido?. ¿No te apiadas de él ni un momento?.

Entonces vete, continúa. Nunca más la recuperarás. No es una amenaza, ni un aviso, ni una promesa. Es la realidad. Sin empatía no hay amor, sin amor no hay personas. Sin oídos no hay palabras. Perderás a tu hija, a tu hermana, lo perderás y no te darás ni cuenta. Sin oxígeno, no queda nada.

Nada. En su más absoluto vacío. Nada.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Un abrazo. Cuídate.

  • Dices: cuídate.
  • Piensas: una pena no poder ser yo quien lo haga.
  • Continúas: viva, sonriente incluso. Continúas pensativa. Continúas con tu historia.
  • Eres: lo que eres. Suya.

viernes, 28 de octubre de 2011

Verdad


Un buen día te puedes convertir en una mentirosa.

Puede que siempre le hayas dicho mentiras a tu hermana, a tus padres, a tu abuela.
Puede que engañaras a tu novio olvidando hasta el último gramo de ilusión que te quedaba.
Puede que mintieras a tus amigos, primero con pequeñas tonterías, luego con toda tu historia.
Pero cuídate de algo. Cuídate de mentirte a ti misma, porque cuando llegue ese día, te habrás perdido para siempre. Y no sabrás a quién amas, por qué luchas o a quién esperas. Y llorarás bajo la ducha para que nadie sepa ya quién eres. Y sonreirás de manera taimada para que nada te afecte. Esto no es un cuento, no eres ni la bruja ni la princesa. Y te vuelves inane, piedra sorda, cemento seco, todo mentira. Toda mentira.

Ten cuidado, un mal día puedes convertirte en una mentirosa.

viernes, 7 de octubre de 2011

La amistad de los perros de octubre


Limar asperezas, comer hormigas, beber agua, besarle. Tomar café, sólo, negro, amargo, rico. Hablar de ahora, de ayer, de entonces, de después, de jamás. Jugar a los extraños, a los ingenuos, al romanticismo, a los mejores amigos, al desconocimiento. Bailar de día, con ropa, sin ella, preparados, quietos, expectantes, curiosos, asustados. Cierra la puerta, sábanas limpias, leamos el periódico, más café por favor, libros salteados, personas sin rumbo. En blanco, en negro, en color canela, cierra los ojos, en amarillo de sol, en amarillo de silencio. Escápate es mediodía, escápate te ahoga, escápate, escápate, escápate.

Vuelve, dóndeestás, no quiero nada, conversación, café, azúcar. Baila, silencio, despierta, risas, el gigante ha muerto, abrázame, corre, llueve, mojada. Silencio, lluvia, desconocido, sinvergüenza, risas, más risas, corre, hace frío. Agua, agua limpia y templada, sed, fin, maquillaje, cara sucia, belleza, carasucia, carasucia, sonríe. Carasucia ha vuelto. Abrázame. No hace frío, no hay agua, despierta al gigante, se lo ha comido un oso, despierta, octubre. Tintín está aquí, las gafas, nadie ve nada, mejor, televisión en color. Amanece, catedral, piedra amarilla, amarillo de día, amarillo de frío.

Llueve, duerme, estás en casa, no tengas miedo.


Imagen de "Mi vida sin mí".

sábado, 18 de junio de 2011

Devorado


"La autopista que se cerró dio lugar a miles de senderos"

Hoy he aprendido varias cosas, el blanco y el negro no existen. Para nada. Cualquiera de nosotros puede llegar a justificar un momento con algo tan oscuro como la violencia. El diablo nunca cumple sus promesas, y si lo hace, es a un alto precioso. Y creer en nosotros mismos es una vía con muchas bifurcaciones que sin embargo siempre nos aleja de la autopista. Allí todo es velocidad y asfalto.

Por tanto, acepta cada matiz del contexto, no escuches a quien no debes, y cree en ti por encima de todo. Y la pasión, en cualquiera de sus modalidades, úsala y déjate usar por ella. Eso fue lo primero que aprendí al llegar a la universidad. Una absurda fórmula de trabajo en la que el ingrediente secreto era la pasión por la vida. Pasión en todas sus modalidades, repito.



Ahora, un extracto de un libro precioso:

"La pasión hace que uno deje de comer, de dormir, de trabajar, de estar en paz. Mucha gente se asusta porque, cuando aparece, derrumba todas las cosas viejas que encuentra.

Nadie quiere desorganizar su mundo. Por eso, mucha gente consigue controlar esta amenaza, y es capaz de mantener en pie una casa o una estructura que ya está podrida. Son los ingenieros de las cosas superadas.

Otra gente piensa exactamente lo contrario: se entrega sin pensar, esperando encontrar en la pasión las soluciones para todos sus problemas. Descarga sobre la otra persona toda la responsabilidad por su felicidad, y toda la culpa por su posible infelicidad. Está siempre eufórica porque algo maravilloso sucedió, o deprimida porque algo inesperado acabó destruyéndolo todo.

Apartarse de la pasión, o entregarse ciegamente a ella, ¿cuál de las dos actitudes es la menos destructiva?"

No sé.

(Once minutos, Paulo Coelho)

sábado, 23 de abril de 2011

Páprika.


Me encantaría volver. Me encanta quedarme.
Me encanta que todo cambie rápido. Me encanta que nada cambie.
Adoro ser eterno, adoro ser tenso, adoro ser de piel y no de metal.
Perdona por no haberte hablado, perdona por haberlo hecho.
Soñé despierto con palabras formuladas y gastadas.
Contenía entonces siempre la respiración, y de repente, sin quererlo, esperarlo o desearlo
calló en mis manos. Huracanado, dulce, amargo, perdido y encontrado.
Llorar cuando sé que no estaré sola: escuchar al aire, "no estarás sola"
Cuando todas las caras de los viajeros, de los vagabundos, de los que no sabían de los que me protegían. Siempre habrá quien se parta en dos en cada despedida. En el fondo las raíces siguen aguadas entre tierra que no te aprieta. Nada está decidido, nunca, la inercia que se vuelve constante y envolvente, los errores y los aciertos.


Y todo lo demás.

miércoles, 6 de abril de 2011

Todo tuyo


Aquí todo ha cambiado, y quizás no encuentres el hogar que esperabas, pero llega el momento de la simplicidad, de disfrutar de un trozo casi derretido de chocolate, y mirar una sonrisa que te mira, y correr a por el autobús mientras la primavera se acelera en tu ciudad y las manos te huelen a algo que antes era extraño y ahora imprescindible. Simple y complicado, da igual pero tuyo, es como el tiempo. Todo tuyo. :)

martes, 5 de abril de 2011

jueves, 24 de marzo de 2011

Nunca un nudo, nunca un muro, (solo lo que yo quiera)




Empieza mi viaje en la carretera, por fin, camino sola en mi casita con ruedas

Solemos ver el mundo desde nuestros ojos. A veces intercambiamos una o dos miradas, una tarde entera de palabras, pero seguimos mirando el mundo desde nuestro lugar. El lugar que nos ha tocado, el que hemos conseguimos o en el que simulamos estar.
Nunca me he sentido libre, siempre ha habido un pequeño escollo que me marcaba pero casi siempre tomaba las decisiones. A quién amar, era una decisión definitivamente propia. Eran las cuatro de la mañana en una cocina con tantas historias como almas habían comido allí. Eran las cuatro de la mañana y entonces comprendí que en cierto modo, podía elegir a quien quisiera. No debía acercarme a alguien para conseguir su dinero, su status social, su fama, sus favores, no era necesario. Yo me acercaba al chico que me llamaba mi amor, y podía hacerlo sin ningún tipo de miedo al qué pasaría mañana. Ella siempre era la zorra mala, acarreaba ese sabor de su etnia desde siempre. Quien la llamaba zorra no entendió que no era libre. Amor era dinero, amor no era amor. Ella no tenía la culpa, era lo que le había tocado vivir, el lugar que la vida, el karma o cualquier dios escondido entre las nubes le había reservado. Nunca pude pensar que aquel interés que hacía que no hubiera precio imposible era una distancia que muchas de ellas rompían pero que nunca elegían.

Nosotras tenemos que luchar por lo nuestro. Salvar el pequeño trozo que no nos arrebatan escondidas entre lo que debemos ser, quien gusta que somos, quien somos, quien aparentamos ser, quien deseamos ser y todos aquellos a los que amamos. Poco a poco, se llena todo de piedras, no un camino en sí pero sí ese pedazo que nos queda. Ese trozo que queda entero en el corazón ese trozo que no hace falta disfrazarlo con un perfil, unos zapatos de tacón, un amor a una quimera. Salvaguardar cada poro de nuestra piel ante los vientos que vengan, luchar por los hijos que aún no hemos decidido tener, cuidarnos como si fuéramos la carga y el combustible. Te miras en el espejo y recuerdas aquello de "qué grande es ser mujer" y te asustas ante lo frágil que eres, lo vulnerable que ves el entorno y lo nebuloso del aire del viento. Y entonces llega, desde el fondo de la tierra, llega caliente, oscuro, con toda la vida que ya se volvió inerte, y viendo la muerte que no has sido capaz de sembrar te alegras de que el statuo quo cambie y no lo haga. Y no haya que tomar decisiones para siempre.

Se mantiene por dentro, te da un amor que solo puedes sentir por ti misma.

Miedo mucho, y a la vez nada.

miércoles, 16 de marzo de 2011

El día que decidimos ser libres.


El día que decidimos ser libres empezamos a respirar el aire con una intensidad que desconocíamos hasta aquel momento. Cada una tenía una cadena, una cadena oscura, o tortuosa, y llegaron y sin saberlo nos salvaron. Entonces éramos dos niñas que se intercambiaban secretos, yo siempre culpable y tú siempre fea. Pero nos salvaron, nunca lo sabrán, pero ahora somos LIBRES.

jueves, 3 de febrero de 2011

No digas te quiero, quiéreme.


Desde fuera todos somos perfectos y felices, arañas un poco la mierda superficial del principio y te encuentras con seres verdaderamente desastrosos. Todo obedece a un interés. Es imposible negarlo, bueno, es posible pero es mentira. Los maquiavélicos que lo darán todo por su propósito, las femme fatale que se congelan un poco por dentro, y todo se va a la mierda. Aida dice que es normal cambiar de opinión, ser otra chica mañana. Pero cambiar es perder, y por lógica: ganar?. Y qué cojones importa si al final la sensación de vacío nunca te abandona. Es como las decepciones, realmente quiero pensar que la culpa es mía. Expectativas, tú pones la semilla, yo la riego y no hay ni rastro de vida.

Y pienso entonces que quién quiere de verdad. Será el que está, será el que sueña, o como siempre soy yo. Es cuestión de insaciabilidad, porque es un hambre terrible, un hambre que se alimenta de buenos recuerdos y resquebraja pequeños sueños. Siempre vamos a querer más, y la seguridad de tenerlo es incierta.

Certeza, siempre me suena a corteza. Me viene a la cabeza un trozo de madera que sigue pegado a un árbol pero que sin embargo se va despegando y curvándose en su sequedad. Seco y lleno de arrugas, de rajas.

Ser siempre los buenos. La culpa no era nuestra, era de nuestro cerebro que se autojustificaba por sus actos y por la sangre española que nos corre por las venas, dijo Aida de nuevo. Nunca creí en eso, pero cambié. Me di cuenta de que tenía tanto amor como rabia, celos, gritos: pasión pura que nutría mi sangre de color rojo. La furia española pegada en todas las banderas que ondeaban por el Mundial. Aquellos días fueron de los mejores que he vivido. Un amor de verano no era, era un amor de invierno que se iba perdiendo entre aeropuertos y dudas. Ahí vi la sangre tan líquida que corría por mis venas. Y ya no te queda en qué creer, o en quién creer. Y qué menos que decir que de pronto entiendes por qué la gente se convierte a las religiones, y a ratos me siento totalmente perdida.

Ahora recuerdo un octubre atrás. Un hospital, el miedo temblando entre las piernas y hasta el corazón. La sangre espesa, el aire cargado y la dificultad de alimentar el cerebro. Cómo he llegado hasta aquí sin nada en qué creer. Solo mi viejo amuleto oxidándose en el cuello.

Atravesé las puertas, y una virgen María me miró como si me fueran a dar una mala noticia. Me abriga, me abriga siempre. Empecé a creer en la Virgen, cuando apareció mezclada con la antigua Iemanjá, Yemaya, miles de nombres. El número siete, mezclado con el mar, y aquel nombre que de vez en cuando aparecía en mi vida, llamándome la atención. Aprendí a creer en ella porque era la madre que entonces yo creía estar perdiendo. Yemayá era esa fuerza que salía del aire, del viento arrastrado desde la costa siempre de siete en siete. La fuerza femenina cargada en el mar.

Y la Meca, decidí orientarme hacia allí siempre que necesitara algo de verdad. Más de mil millones de personas mandaban su energía hacia aquel lugar, cómo no iba a creer en la fuerza de tantas personas en un punto del universo. Y el primero que habló de todo aquello en lo que creía: igualdad, perdón, respeto, comunidad, nada de juicios. El Jesús de Nazaret era mi respuesta, no el de el gran castillo Vaticano. Las palabras sabias de aquel barbudito al que nunca veremos la cara, sus palabras corrompidas y malinterpretadas. Deberías bajar y dar algún tortazo a los sordos.

Y durante aquellos días inmóviles como nada, que aún me paralizan, me descubrí rezando una poesía inventada, mirando hacia el sureste, bajo la mirada de una señora cubierta de azul, y amando el siete con toda la fuerza que me mandaba la divinidad yoruba, el festejo que se celebraba el mismo día que yo había nacido. Salí a pasear con Sultán, me regaló un pañuelo palestino de color rosa, y unos pasteles que aún no he podido probar. El miedo se me pego al estómago cuando vi la vulnerabilidad de mi madre, y solo pude abrigarme de otros y hundir la cabeza en el olor de aquel pañuelo mientras el mareo me llenaba los ojos lágrimas. Y más de un año después, el olor me remite a aquella habitación de hospital completamente impoluta, oyendo hablar de personas que no conocerá esta tierra, y de una mujer que ya nunca más sería una chica. Y de aquellos dos enamorados que nos hacían sentir ajenos, estúpidos y alegres. Con el ambicioso proyecto de seguir sobreviviendo. Eso era el amor, del que tanto nos habían hablado.

Y la miré, y me alegré mucho de haberla conocido, y tener una parte que la pertenecía. Y los miré, y supe para siempre qué era eso de querer. Una parte incierta, una parte de muchas, una religión. Algo en qué creer, por ahora y para siempre. Porque la vida acaba abriéndose paso. Indudablemente.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Oscuridad en el barrio

Ahora es siempre y nunca ha sido entonces, y esta frase no tiene ningún sentido para mí porque ni siquiera me voy a tomar la molestia de releerla, son palabrotas en bocas de un niño repelente que sueña con alcanzar la luna. Palabrotas de la niña caprichosa que soy. Hoy he comido, he dormido, he sonreído, he chuleado, he gritado, he reído, he ido a clase, he respirado, he hecho tanto. Nadie me lo ha prohibido. Esta es la vida que siempre he querido tener, sin embargo, hecho de menos a alguien.

Lula era estúpida y por eso la queríamos tanto. No se arriesgaba y ganaba, y perdía. Me dejó llena de recuerdos la habitación, la oveja Lula, el anillo de luz, la foto del Ché, un papel arrugado de un chico especial. Aquello si que fue especial, y raro, y revelador. Nos separaban apenas unos doce centímetros y de repente chas! La luz todo el barrio se apagó. Todo el barrio a oscuras. Las circunstancias eran ante todo extrañas. Pero un par de besos con sabor a cerveza sin alcohol, y un pensamiento fugaz me atravesó la mente. Él, mi amor, y entonces se me cayó el corazón en el suelo. Sonó como mil cristales finos como plumas cortaran y rajaran el aire, la luz volvió al barrio en aquel instante. Y de repente, éramos dos extraños que se besaban. Es precioso ese momento tras un primer beso con una persona, lo miras y estás tremendamente agradecido de haberle probado un instante. Pero no pasa siempre claro. Pero sí muchas veces. Aquella fue una de esas veces. Y abres los ojos y sabes lo poco que lo conoces, es como empezar un libro, la primera página.

Y entre besos a oscuras, y sueños de verano allí estábamos. ¿Nos bebemos un vaso de agua? Deja correr el agua, no me gustan las tuberías. Eres raro. No más que tú. Aun así te gusto. Aun así me encantas. Es la noche. Ya veremos.

-¿Qué ha sonado?
-Has debido de pensar algo extraño, y se te ha estrellado el corazón contra el suelo.
-Lo siento
-No te preocupes, ahora lo encontramos y lo recomponemos.
-Es muy importante para mí.
-Lo he notado, te has quedado completamente inmóvil.

Y con la eterna sonrisa, que aún hoy le caracteriza, empezamos a arrastrarnos por el suelo, buscando pedazos, trozos, bisagras, grietas. Arrancamos hojas de cuadernos vacíos de palabras mientras girábamos como si fueran cigarros de piratas caribeños. Y con esos cigarros despertábamos pelusas dormidas bajo las camas, los armarios, los enseres, los pedazo que dejé de mí en esa habitación. Recompusimos cada trozo, yo encontraba y el pegaba. El sueño ya nos apretaba los párpados, solo faltaba la junta de estaño que hacía que mi preciado y roto objeto se mantuviera, no aparecía. Duerme, ya sabes que los hombres grandes son los mejores para dormir, duermo, duerme. Entonces tú eres el chico frío que no se pierde un detalle, y tú eres la chica callada que me mantiene despierto entre poetas, locos y artístas. Somos quien somos, mañana dos extraños. Mañana y hoy. Ahora dos, mañana guerreros enfrentados que olvidan sus aventuras nocturnas en común.

Abrázame, hueles bien, la luz del sol te sigue favoreciendo, a ti no. Pues vete, no quiero, no te vayas. Tienes los ojos bonitos, tú la boca dulce. Deberíamos ser amigos, ya es demasiado tarde. Duerme, ha salido el sol. Tienes un trozo de metal en el pelo. Me voy, ha salido el sol, lo tengo todo. Nos veremos mañana para seguir discutiendo. Nos veremos de noche. Y nos vimos cuando el barrio se quedó a oscuras. Y las calles volvieron a ser nuestras. A oscuras, cuando las personas se esconden de quien en realidad creen ser.