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martes, 26 de marzo de 2013

La rendición.


La rendición llega, como un humo oscuro y espeso que todo lo invade.
Llega como si no hubiera más por lo que sonreír en el mundo.
La rendición se mete en tus pulmones y los aplasta, comprime e invade.
Es pura invasión, invasión lenta, silenciosa pero terrible.
Terrible porque a su paso no deja nada, como sal entre margaritas.
Como frialdad, agua fría sobre corazón caliente.

La rendición. 
A veces llega pesada en lágrimas turbias y contundentes. 
De las que no avanzan: resbalan como si cualquier otro oficio fuera una ofensa.
Y se mezclan con tierra, maquillaje, lluvia, la nuez en tu garganta.
Parece que las lágrimas pudieran labrar camino hasta arañar el fin del mundo.

Y lo que invade no es una pérdida de fe, ni de ilusión.
Ni siquiera resulta un asunto de hastío, es pura rendición.
Y es ahí cuando las mariposas se han convertido en agrios gusanos que taladran cada
pedazo de fe como si se tratara de papel de fumar. 
Y su avance es silencioso. Indolente. Sincero. Sincero tal y como cae la noche grave de verano.

Y de pronto, imaginas que todos los deseos se han volatilizado antes de haber sido esculpidos al aire.
Y de pronto, te sientes vieja, anciana, muerta. Demasiado poco para sobrevivir otro día.
Y el alivio aún no ha llegado porque lo que llamabas amor respira como si tuviera los pulmones llenos de piedras. Respira, sientes que se apaga pero aún no sabes cuánto tiempo durará su triste y silencioso paso por el mundo.

Cold Play canta su when-you-love-someone-but-it-goes-to-waste
y es como si algún hueso hubiera decidido desprenderse de ti.
Porque entonces comprendes que no va a haber nada, que se malgastará.
Que la zozobra, la ilusión, aquella alfombra mágica se diluye entre los dedos.
Y es entonces cuando llega.
Rendición.



La rendición de Elvis, hubiera sido mucho más apropiada. :)
Imagen procedente de Getty Images **







jueves, 24 de mayo de 2012

Cuando caen los tiranos

Cuando caen los tiranos todo el mundo se mira confundido.

Cuando cae el malvado villano que todo lo ocupa por fuerza la gente mira hacia los lados, expectante, buscan ese toque, esa punta de lanza que establezca un nuevo orden. Buscan un nuevo líder. Digo líder, no es necesario que sea príncipe o villano, hace falta un líder. 


Ahora que ha muerto el tirano, que nos ha atado, maltratado, tapado la boca, robado el dinero. El tirano ha matado la poesía, ha violado el acuerdo tácito de la democracia. El tirano y su entramado se han situado tras gafas ahumadas y nubes de humo de puro. Los tiranos le han quitado a la gente la verdad, sólo conocemos la versión oficial. Malditos tiranos.

Los tiranos, merecen la muerte por pisotear el concepto. Por machacar el constructo. Los tiranos han atado a la libertad, la justicia y todas esas deidades que se nos antojan indispensables. 
Malditos tiranos.

El perfil del tirano es claro, es un hombre de mediana edad, héroe de algunos, verdugo de demasiados. Probablemente tenga alguna piedra en el camino que le enloqueció y bueno del resto qué os puedo contar. ¿Quién no reconoce lo que es un terrible tirano? Obtuso, con la mente cerrada, la lengua llena de palabras grandiosas y los pies de barro por mucho oro que cargue encima.

Bueno, cuando el tirano agoniza, la gente empieza a susurrar. En las calles se ver arbolitos ardiendo, pintadas hijas de las noches más oscuras y las abuelitas acuden a las iglesias a rezar por un futuro que no sea igual a su pasado. Los hombres intentan mantenerse ocupados, las mujeres tragan saliva mientras hacen la cena, los adolescentes locos de hormonadas ideas rebuscan en los noticieros un pico, un guiño, una señal del presentador que hable del agonizante tirano.

Suceden los días, los meses, los años pero el cabrón tirano continúa coleando. "Bicho malo, nunca muere" escriben en la pared de tu casa. El silencio es sepulcral, ojalá muera el tirano. Quiera Dios que muera el tirano. Silencio, en espiral, todo el mundo callado. Esos viejos oficinistas de anciano malvado colaboran en el silencio, en la incertidumbre, en el respeto, en el futuro más obtuso. La máquina de los  tiranos continúa, el engranaje propicia el silencio.

Muere el tirano. Todos se miran asustados. ¿Se puede hablar ahora? 
Sí. Se ha muerto el malvado, pero en todos sus años de  vida que hemos hecho más que colaborar  en su obtusa visión del mundo. El que calla otorga, y nos hemos callado. ¿Quién quiere ser el próximo tirano? Vocifera la versión oficial. 

-No nos asusten ustedes con el polo opuesto del tirano, moriremos si nos cambian las reglas del juego.

Cuando caen los tiranos la gente se mira  confundida, mira de un lado a otro con el gesto serio y los ojos ahogados de culpabilidad:
**

 Le diste la voz al tirano al pasar callado tanto tiempo.





**Imagen extraída de http://aserne.wordpress.com/





lunes, 7 de mayo de 2012

On fire. Totalmente vivos. El Mañana.

El Mañana






Es una duda. Inexpugnable, increíble. Gigante.
Incertidumbre cubierta de aire, incertidumbre cubiertos de acero.
Lostmymind, lostinthesupermarket.
Porque es una historia que nunca para, estás perdido entre latas de cerveza, carne envasada y patatas fritas. Los cámaras frigoríficas nunca te trajeron tantos recuerdos como hoy.
Caminas tras el carrito de la compra, ¿quién lleva a quién?
En este siglo la mejor declaración de amor no es un te quiero
No es un teamo
No es un te recuerdo.
No es un café a media tarde.
No es un tweet con corazones.
Ni mil palabras biensonantes en tu aire.


Ahora lo que todos queremos tener es un Te Veo
Veo quien eres, veo quien no eres.
Veo a quién escondes detrás de mil capas de cinismo y tela desgastada.
Veo a quién guardas de las miradas indiscretas.
Veo más que tú, veo cuando me dices corazón. Como se mueven tus labios entre carne, aire, saliva y dolor. Veo tus ojos, veo. Lo veo todo. 


Todo el mundo sabe.
Nadie sabe nada. 
Nadie tiene ni puta idea.
Nadie finge saberlo todo.
Nadie no existe, fue hermano de gente y ambos se perdieron por un caminito relativo.


Relativo a cerrar la puerta, a una cruz pesada que todo el mundo quería portar.
Pero la cruz es efímera, la estrella es un escupitajo lanzado al aire. Que se impacta en tu cara, y te cubre de ti mismo.
¿De verdad no tienes los huesos suficientemente rotos como para volver a mirarle a los ojos?


Sólo el adjetivo de la soledad estaba solo. 
A mí no me grites, no me mires. No pienses en mí. 
No busques en tus bolsillos ni un retazo de mi existencia.
Tus deseos han cambiado, es el momento de volverse loco.
El momento de empezar a correr en círculos ha acabado.


La ortografía nunca fue tan innecesaria. Tan imprecisa.
Lo mejor es quitarle la ropa a los que se deslizan como luz.
Amarás al prójimo como a ti mismo.
E incluso más. E incluso menos.


Sin embargo, siempre nos queda convertirnos en oxígeno, confiar en los faros.
Mi nombre es el triple, mis pasos son los mismos.
Para confesar quién soy, quién quiero ser, quién quiero ver sonreiré de manera muy falsa.


Son sucesos, son éxitos. Son hechos, tenemos que convivir.
Letmeloveyou. Cuando te quedas petrificada ante la verdad, la más absoluta verdad. La gran losa que, te acaba de destrozar la cabeza por completo. La gran losa que astilló cada hueso de tu blanco cráneo de caucásica estúpida y occidental.


No eres nadie, nadie te conoce. Esa no es la gran verdad, sólo una de tantas.
La gran verdad es que tu ruego, deseo y súplica no se convertirán en un mapa de realidades.
Te quedan las palabras más preciosas de la Tierra, de la tierra en tu boca, te queda:
el éxtasis, 
el vértigo, 
la calma,
la perdición,
el encuentro, la despedida. El fuego.


Si te mira con desaprobación, mírale con descaro. ¡No le pondrá usted puertas al campo!
El cielo no está hecho para pintar nubes. Mi imaginación no está hecha para imponerle plazos. No le pondrá usted frenos al viento. ¡No, no, y no!. He nacido con la capacidad de negarme.
De arder, de gritar. Tengo muchas capacidades aún. On fire.


Futuro, mañana. La duda. Let me love you. Déjame decirte adiós, Vete a la mierda. 
Arde. Que el fuego lo devaste todo. Arde por el mañana.
Arde por hoy, arde por ti.


SÓLO LOS BESOS NOS TAPARÁN LA BOCA.





martes, 3 de enero de 2012

La niña está triste.


Antes cuando llegaba siempre sonreía, ahora tiene una mueca horrible rara y extraña. En ese caótico orden de cosas que nadie comprende ni mide, la niña está triste. Se pone ropa cómoda porque ya no quiere impresionar a nadie, no quiere un primer plano, quiere un plano subjetivo, una angulación en picado, una mirada que pueda pasar desapercibida. Como digo, la niña está triste. Pone cara de asco, de ruina, sonríe y se siente extraña y mentirosa.

No le apetece sonreir. Está como el viento: mal encarada, fría, cortante incluso. De ahí pasa a un estado de jarrón de flores: habla poco, decora sin llamar tu atención, pero permanece en la larga fiesta. Hoy lleva un vestido verde, un peinado recto y una mirada perdida. Perdida pero penetrante, cuando la niña está triste se le ponen los ojos de vieja decrépita. Parece que en sus ojos han pasado diez años más, sin embargo, aún triste, me sigue llamando. Me sigue atrayendo, no quiero abrazarla ni quererla, ni que deje de estar triste. Me atrae su tristeza, su falta de saber estar en navidad. La niña está triste, el mundo gira y Barry White canta Sexy Thing.


-A ti qué te pasa?
-Ya no tengo alma
-Todavía tienes caliente el aliento
-Pero dentro no tengo nada
-Que bonita eres cuando tienes la cara triste


Salimos a la calle y la niña se queda mirando el vaho que sale por su boca como si eso fuera una prueba suficiente de vida. Hace frío, frío de las cinco de la mañana, frío oscuro, frío del bueno del que te da ganas de meterte en camas ajenas. Hace frío, la niña está triste, me mira fumar en silencio y deja que me regodee en lo oscuro de sus ojos. Cuando la niña está triste la quiero, y soy un niño pequeño y estúpido. Un niño egoísta, que la empujaría, la mordería, le arrancaría las medias. Aunque nadie me pregunte, yo tampoco tengo alma.



Imagen de El Hombre que nunca estuvo, Joel & Ethan Cohen.
Hache de Susana y Ana, gracias chicas. Sois fantásticas :).

lunes, 1 de agosto de 2011

Mi amigo Ángel.


Llueve, con tranquilidad y asueto.

Llueve y delante del ordenador me pregunto si queda alguien más sobre la faz de la tierra. Solo se oye eso, llueve. Es de noche, la pantalla del ordenador inunda el espacio caliente y es la única forma de luz. El día de la ausencia no está en la red, y ahora parece que la ausencia se ha hecho eterna. Inane. Me apetece decirla con la boca imaginaria de la mente. Pero las pérdidas no son inútiles, o muy probablemente sí.

No importa nada, porque llueve. El asfalto se enfría y el señor Ángel ha desaparecido. Ochenta y ocho años y no me queda más de él que el recuerdo, el lugar donde pasaba las tardes de verano, un nombre tan común que asusta, sus historias, el revoloteo con la ilusión de que vuelva y la desazón con la piedra atada a ese trozo de alma o cerebro suspendido bajo el esternón si nunca más cruza la carretera cojeando.

Me mataría no poder haberle dicho adiós y que su fría familia de invierno y dinero le enterrara en una tarde de verano que invernal le sepultara bajo ropa oscura y tierra húmeda. Me da miedo que el dios al que él reza no nos de una última tarde de risa. Así es como le conocí, yo nunca he tenido un abuelo al uso. Esperábamos al autobús juntos, cada tarde de verano sobre la leve pradera que surge entre el oriente y el occidente de este pequeño Dogville en el que vivo. Sabía contar historias de guerra, de viajes, de triunfos, de amores y de soledad. Él siempre estaba solo. Casi cien años y una leve arruga sobre cualquier aventura traía sin que se diera cuenta noventa inviernos, y noventa primaveras, un niño.

Pero llueve y un mes sin saber nada de él hace que todas las tardes a las ocho y diez ya no tenga sentido subir al autobús.


*Para ilustrarle pongo una foto de lo que fue con veinte años y de lo que es con noventa. Un futbolista que más de cuarenta años después guarda en la cartera la entrevista que le hizo El Marca cuando el Real Madrid le seleccionó para entrar en su cantera.

Sueños, realizados o no que siempre hacen que nos brille la mirada.

sábado, 30 de julio de 2011

devorada


Mientras tú existas...

Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz cualquiera...
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.
(Mientras tú existas. Ángel González)



Siempre sabe bien tu nombre en mi boca
Es como si un árbol creciera en los pulmones (mitad vida, mitad ahogo)
Te preguntas: ¿Vas a llorar siempre que vengas?
Y te respondes: Claro, y también cuando me vaya.

(mitad visible, mitad borrosa)
(mitad desnuda, mitad oscura)

sábado, 2 de julio de 2011


INERCIA

había olvidado tu significado, tu miedo, tu intención, tu resultado.

VUELVE, te espero.