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lunes, 29 de julio de 2013

La tragedia.



La tragedia golpea siempre en verano. Golpea, invade y permanece. Es como una extraña ley: las revoluciones son en primavera las tragedias esperan al verano.

Así fue como a las siete vi a mis dos amigos en la estación de tren. Apenas unas doce horas antes había descarrilado un tren en Santiago, una ciudad que de milagro no había sido nuestro destino. Volvía a despuntar el amanecer como si nada hubiera pasado. Mis amigos sonreían medio adormilados y yo solo podía pensar en si hacía bien al marcharme.

La tragedias nos había invadido apenas un mes atrás a nosotros, y ahora seguíamos haciendo de tripas corazón pensando que el cáncer no era tan malo, que podíamos continuar y que el "paso a paso" nos mantendría vivos. Mi hermana tenía su próxima prueba en Madrid en apenas veinticuatro horas.

El tren salió hacia el norte, el revisor tenía cara triste y la mayoría de los pasajeros  miraban pasmados por la ventana, aún nadie tenía las narices de quedarse dormido. Los intercambios de palabras eran del tipo: ¿Cuántos van ya? Setenta, setenta y cinco, setenta y nueve. A nadie le importaba la hora, ni el sol dorado que atravesaba Castilla como un día más de verano.

Como nudo en la garganta todos los que pierden la vida, como un estallido en el pecho todo el dolor de las familias que piensas podrían ser la tuya. La tragedia es aleatoria y arbitraria. Tremendamente despiadada y salvaje. Es ahí cuando te sientes terriblemente humano. Es ahí cuando ves lo grande de los que te rodean, es ahí cuando Dios te avisa, te despierta y te maltrata. Es después cuando ves las cosas sencillas de la vida como algo precioso, es el mismo lugar en que lo mundano se hace aire del que puedes agarrar. El lugar exacto en el que respirar parece algo que haces de vez en cuando. Es ahí cuando tu felicidad cambia las prioridades, ahí mismo. Ahí cuando el aliento empieza a fallar.

La tragedia es así, completamente indolente y salvaje. Completamente cierta. Es como crecer diez años en un segundo. Es dar las buenas noticias varias veces para hacerlas más presentes, hacerte amiga de baños de bares donde los recuerdos golpean y la verdad se yergue completamente trasparente y completamente nueva. Donde la felicidad cambia a un estado sólido.

Ahí cuando empiezas a ver todo lo bueno como algo completamente claro porque para lo malo ya hay tiempo.

La tragedia golpea, pero la esperanza también.
Amemos la vida porque lo de que es corta es cierto y eso en gran manera la hace tan maravillosa.






lunes, 30 de julio de 2012

Gracia Eva, por morder la manzana.


"El pecado no nació el día en que Eva cogió una manzana: ese día nació una espléndida virtud llamada DESOBEDIENCIA."   Oriana Fallaci 




           La desobediencia nació en el mismo punto en que nacieron las reglas. Nació en aquel vergel sin dolor y sin vergüenza del que tanto han hablado. Por un lado, el hombre y de él nace la mujer. La mujer ya aparece en esta parte de la historia como un  trocito de barro, un pedazo de hueso, un trocito de nada que se convierte en el origen de todo. El Creador, tras crear, pone las barreras: no toquen ustedes ese manzano. La "estúpida" Eva  se deja seducir por un diablo disfrazado. Eva muerde la manzana. Eva y todo su futuro sufren el castigo de los cielos.

Y esa es nuestra historia. Las Evas del siglo veintiuno se encuentran en una disyuntiva continua. ¿Muerdo la manzana o aún no he adquirido el  derecho de saborear su dulzura? La manzana es todo: todo el placer, todo lo prohibido y toda la libertad de la toma de decisiones. Eva solo quiere hundir sus dientes en la piel roja, arrancar el trozo con furia y comer, masticar el resto de la eternidad con el mismo derecho que un Adán. 

A pesa de todo el tiempo discurrido, las hijas de Eva continúan cargando con la culpa. Continúan siendo el claro objetivo de las armas de los otros y de ellas mismas. El Edén actual, continúa expulsando a Eva de toda las virtudes que le presta a Adán. Los Adanes se desenamoran y las Evas miran hacia otro lado, cansadas del perdón que deben rogar y concederse a sí mismas.

Las Evas pagan cada día el "gran error" de su madre. Cuando las Evas muerden la manzana parece que el mundo las vuelve a señalar. Además parece como si ese vengativo Dios que las expulsó las hubiera diseñado para quedarse vendidas cada vez que con picardía sonríen a la desobediencia.

Sin embargo, las Evas continúan en su empeño. Ya no odian el error de su predecesora, ahora lo aceptan, y lo defienden. Y se comen el manzano entero. Los o las que tienen miedo no se resisten al silencio, las apuntan y juzgan con la mirada, o contruyen palabras tan frustrantes como guarra, cerda, puta. 


Somos completamente libres, tenemos derecho a ser quien queramos. 

Gracias Eva por morder la manzana.


Dedicado a Ana, compañera en morder manzanas y desobedecer a mi lado.


**Imagen extraída del blog Cómputo de Fantasmas
**Vídeo Trailer de Diario de una Ninfómana, muy recomendable para Evas y Adanes descarriados

sábado, 16 de junio de 2012

Las hijas de Occidente.


Mi amigo habla de la doble moral occidental como quien habla del tiempo. Se suele molestar conmigo porque yo soy parte de esa moral occidental, yo soy española, educada en el catolicismo y blanca. Por estas y otras razones yo paso a ser en su mapa del mundo un ser más de la masa histérica de occidente.

Este post no es para criticarle ni a él ni a su mapa del mundo. Tampoco vengo yo a reafirmar mis pensamientos religiosos, mis pautas sociológicas o mi filosofía vital. No. Pero estoy cansada de que piense que el haber nacido a este lado del mundo incapacita mi objetividad acerca de lo que pasa en el tiempo que nos ha tocado vivir.

Sin embargo, sí que entiendo a qué se refiere. Él se considera del otro equipo, del perseguido equipo de los no occidentales, más en concreto él se considera del equipo enemigo por antonomasia de Occidente, él se considera uno de los muchos que pagan por sus creencias lo que hicieron un grupo de fanáticos allá por el once de septiembre de aquel año que todos sabemos. En bastantes ocasiones coincidimos en gran parte de las cosas pero no acaba de quitarse las esposas y comprender que yo no soy su enemiga. Yo no soy Occidente. No soy al menos el Occidente que él espera.

Yo he crecido en una familia que cree en Dios, no ciegamente, pero cree. Yo he crecido en una casa en la que me han enseñado que todos somos iguales, al menos en teoría. Yo he crecido en una casa en la que me han inculcado que como mujer, y como persona debo hacerme valer. También me han enseñado a ser libre, dentro de las pautas necesarias para ser feliz. Y me han enseñado mil cosas con las que no he podido transigir y de las que he salido a gritos.

Pasa mientras escribo una mujer completamente cubierta, sólo le veo los ojos y eso en una ciudad pequeña de interior con no demasiados visitantes siempre escandaliza. Bueno la chica pasa y todos nos giramos, cada cual sabe por qué. Un hombre a mi lado hace una elegía a la feminidad y a la libertad de las mujeres.

- Quién se cree su marido para obligarla a llevar la cara cubierta. No me parece nada bien que se permita algo así. Su cultura la está ahogando, le está quitando la identidad y la feminidad. Que maltratadas están las mujeres musulmanas, no hay más que verlas.

Cuando acaba su mujer le da razón como a los tontos porque está muy mal que una joven lleve la cara tapada. Y es mucho peor cuando lo hace por un marido, por un padre, por un hombre, por un dios. El discurso continúa por ahí diciendo que las mujeres musulmanas están perdiendo su identidad a cada paso que dan cubiertas, que están presas, que nadie las deja elegir.

Casi estábamos todos convencidos y agradecidos del Occidente este en que vivimos. Menos mal que nuestro padre no nos obligó nunca a cubrirnos con un velo, menos mal que nos pueden ver la cara. Menos mal. La retahíla sigue por ahí.

Vuelve a pasar una mujer al lado del grupo. Va muy arreglada, y me atrevería a decir que va muy guapa. Lleva una falda a la altura de la rodilla, una camiseta suelta de tirantes y el pelo en un gran moño rubio. Lleva la cara pintada y unas lentillas de color azul sobre los iris. Lleva unos tacones altos, muy altos que estilizan su figura. Pero lo más llamativo de todo es su delgadez. Su vidriosa delgadez. Es tan sumamente delgada que los hombros parecen las juntas redondeadas de un muñeco de madera. Su rodillas parecen dos huevos a punto de descascarillarse. Sus pómulos ya de por sí remarcados con el maquillaje se muestran altos, y le dan a su cara un aspecto de novia cadáver pintada como Barbie. Tiene un andar débil y los ojos tremendamente tristes tras las lentillas, claro que este es un detalle inadvertido para  los que miran a la dulce y atractiva muñequita.

Esta vez el hombre no hace ningún comentario. Se queda anonadado mirando las curvas (inexistentes) de la chica, la observa en silencio mientras se pierde entre la gente bajo la atenta mirada de su esposa que en cierta manera desea que su marido la mire así. La señora acaricia sus patas de gallo y acto seguido se recoloca la falda para dejarla más baja de la altura de las rodillas.

En esta ocasión no oímos que la chica esté obligada a nada, no oímos que la dulce mujer rubia sufra por su cultura. Yo me pregunto, ¿no ha perdido la identidad también al verse completamente sometida por el canon de belleza ideal? De verdad que a nadie le preocupa que en una sociedad tan ideal como la de Occidente hayan nacido enfermedades como la anorexia, la bulimia, la vigorexia, la tanorexia y otras tantas. No es peligroso que la obsesión por el culto al cuerpo haya derivado en una perdida total de identidad personal.

A nadie le escandaliza que nos cubramos de maquillaje, nos subamos a grandes zapatos, nos sometamos a operaciones y a miles de dolores por belleza. Por necesidad de belleza, de autoestima, de ser parte en la sociedad de consumo. Las hijas de Occidente no viven mejor, no debemos olvidarnos por ser parte. Haz el ejercicio, échate para atrás, cierra los ojos, ábrelos. Ahora distánciate lo necesario de todo lo que crees o lo que eres. ¿La necesidad de belleza, qué ha hecho con las mujeres en tu cultura? Hipócritas, ¿ahora no lo vemos? Ahora no vemos el yugo visible de la belleza estereotipada.

Sea como sea, las mujeres quieren que las dejen elegir. O que no las dejen elegir, que también supone una forma de elección.

Actuemos en conciencia, así seremos los responsables.

jueves, 24 de mayo de 2012

Vosotros los condenados a muerte.




Vosotros los condenados a muerte, no a la muerte entendida como pérdida de vida sino la muerte como ese punto de inflexión que anula toda posibilidad de futuro. Nosotros somos la generación perdida. Esa frase está maldita, no la puedo pronunciar en alto. Ahora mismo mientras escribo sola en silencio, en mi casa, conmigo misma como único público intento decirla en alto pero nada, no soy capaz ni de mover los labios. Incluso me cuesta entrecomillarla y esa primera persona del plural me repiquetea y por las noches, por qué no decirlo me quita el sueño por completo y me desordena la sangre. 


Tengo veintiún años, acabo la carrera el próximo septiembre. Soy relativamente joven y ya estoy condenada a muerte. Cómo se va a echar a perder una generación, no, no y no. Simplemente no tenemos futuro, no encontraremos trabajo, no tendremos experiencia, no podremos ser aquello para  lo que nos hemos preparado. No no y no. Repito la frase, tengo veintiún años, y SOY joven, aunque me sienta vieja.


Mi generación no está perdida, está hasta los cojones de oír no. Soy estudiante de periodismo, estoy al borde, en el filo, saboreando esos últimos días de universidad. Cuatro años que me han cambiado la vida. Se me llenan los ojos de lágrimas de pensar lo poco que los he disfrutado. La universidad me ha dado tales alas mentales que sólo puedo sonreír cada vez ando por los pasillos. Aún soy alumna, aún pertenezco a ese grupo de la sociedad que está aprendiendo, que está labrándose un futuro, aún me están pegando las plumas a las alas. 


La universidad para mí ha sido como una trepanación mental. Un agujero en el cráneo a tiempo ahorra que el cerebro se embote, se hinche, se muera de la presión. La  Universidad ha sido aire muy fresco en mi cabeza. A pesar de las noches en vela, del estómago frenético en café. De los días que he llegado tarde, de los compañeros cabrones, de los grandes amigos. De los descubrimientos, de las horas perdidas en la biblioteca. De las clases magistrales. De los poetas, de los periodistas, de los diseñadores de los publicistas, de los informáticos, de los conserjes, de las señoras de las limpiezas, del lunes a las ocho de la mañana. Con todo, la Univeersidad ha cambiado mi vida. Y me da tanta pena que acabe.


En un primer momento sentía que me libraba de esa piedra, de la atadura de ser inexperta, de depender de una  calificación, de estar anclada a un horario. Pero ahora, con ese recurrente Síndrome del Fin del Mundo, soy capaz de apreciar todo lo maravilloso de esta época. 


Y ahora se supone que tengo que salir ahí fuera y enfrentarme a eso que han decidido llamar La Generación Perdida, la puta generación perdida, si me permiten. Sí, Laura perteneces a esta generación de inútiles, que no saben del sacrificio, que son arrogantes y que dominan de tal manera la tecnología que se han atrevido a mirar por encima del hombro no solo aa sus padres sino también a sus abuelos.


-Sí, estúpida, perteneces a la Generación Perdida. 
-Pero no, no me da la gana. No. Puedo decir no. Aunque nadie me escuche me lea, me da igual. Ni siquiera sé cuál es el sueño de mi vida. Pero no. NO. No me voy a rendir. 

¿Cuántas generaciones perdidas ha tenido la humanidad? 

Tenemos los intelectuales españoles del XIX, los desposeídos, los Blanco White y semejantes. Váyase a otro país, sea repudiado y repudie por todos los valores en los que ha sido criado, no se haga la víctima. Luche, vea más allá. Tenemos a Yoani, al otro lado del Atlántico, fuerte, hermosa, inteligente, disidente y muchas otras cosas más. Ella es Generación Y, enhorabuena señora Sánchez. ¿Y qué? Ahí está, contando en pildoritas twitteras, susurrando tan fuerte que el eco cruza todo el océano. 


Tenemos más ejemplos. España, años 70, cambio de vida, cambio de jefe, cambio de valores, apertura, democracia. Ciao dictadura, hola mundo. ¿Qué pasa?, ¿que aquellas generaciones no tuvieron miedo? ¿no lucharon? ¿no se dejaron los dientes, las uñas y váyase usted a imaginar qué para continuar? Pues sí.


Generaciones perdidas ha habido muchas. Y todas han salido airosas.


Estoy al borde. Al filo. A punto de empezar a volar. Tengo miedo. Mucho miedo. Soy de la Generación Perdida. 


Por eso mismo lucharé, trabajaré el doble, y nunca perderé la ilusión aunque sin nacer esté ya condenada a muerte.

lunes, 7 de mayo de 2012

On fire. Totalmente vivos. El Mañana.

El Mañana






Es una duda. Inexpugnable, increíble. Gigante.
Incertidumbre cubierta de aire, incertidumbre cubiertos de acero.
Lostmymind, lostinthesupermarket.
Porque es una historia que nunca para, estás perdido entre latas de cerveza, carne envasada y patatas fritas. Los cámaras frigoríficas nunca te trajeron tantos recuerdos como hoy.
Caminas tras el carrito de la compra, ¿quién lleva a quién?
En este siglo la mejor declaración de amor no es un te quiero
No es un teamo
No es un te recuerdo.
No es un café a media tarde.
No es un tweet con corazones.
Ni mil palabras biensonantes en tu aire.


Ahora lo que todos queremos tener es un Te Veo
Veo quien eres, veo quien no eres.
Veo a quién escondes detrás de mil capas de cinismo y tela desgastada.
Veo a quién guardas de las miradas indiscretas.
Veo más que tú, veo cuando me dices corazón. Como se mueven tus labios entre carne, aire, saliva y dolor. Veo tus ojos, veo. Lo veo todo. 


Todo el mundo sabe.
Nadie sabe nada. 
Nadie tiene ni puta idea.
Nadie finge saberlo todo.
Nadie no existe, fue hermano de gente y ambos se perdieron por un caminito relativo.


Relativo a cerrar la puerta, a una cruz pesada que todo el mundo quería portar.
Pero la cruz es efímera, la estrella es un escupitajo lanzado al aire. Que se impacta en tu cara, y te cubre de ti mismo.
¿De verdad no tienes los huesos suficientemente rotos como para volver a mirarle a los ojos?


Sólo el adjetivo de la soledad estaba solo. 
A mí no me grites, no me mires. No pienses en mí. 
No busques en tus bolsillos ni un retazo de mi existencia.
Tus deseos han cambiado, es el momento de volverse loco.
El momento de empezar a correr en círculos ha acabado.


La ortografía nunca fue tan innecesaria. Tan imprecisa.
Lo mejor es quitarle la ropa a los que se deslizan como luz.
Amarás al prójimo como a ti mismo.
E incluso más. E incluso menos.


Sin embargo, siempre nos queda convertirnos en oxígeno, confiar en los faros.
Mi nombre es el triple, mis pasos son los mismos.
Para confesar quién soy, quién quiero ser, quién quiero ver sonreiré de manera muy falsa.


Son sucesos, son éxitos. Son hechos, tenemos que convivir.
Letmeloveyou. Cuando te quedas petrificada ante la verdad, la más absoluta verdad. La gran losa que, te acaba de destrozar la cabeza por completo. La gran losa que astilló cada hueso de tu blanco cráneo de caucásica estúpida y occidental.


No eres nadie, nadie te conoce. Esa no es la gran verdad, sólo una de tantas.
La gran verdad es que tu ruego, deseo y súplica no se convertirán en un mapa de realidades.
Te quedan las palabras más preciosas de la Tierra, de la tierra en tu boca, te queda:
el éxtasis, 
el vértigo, 
la calma,
la perdición,
el encuentro, la despedida. El fuego.


Si te mira con desaprobación, mírale con descaro. ¡No le pondrá usted puertas al campo!
El cielo no está hecho para pintar nubes. Mi imaginación no está hecha para imponerle plazos. No le pondrá usted frenos al viento. ¡No, no, y no!. He nacido con la capacidad de negarme.
De arder, de gritar. Tengo muchas capacidades aún. On fire.


Futuro, mañana. La duda. Let me love you. Déjame decirte adiós, Vete a la mierda. 
Arde. Que el fuego lo devaste todo. Arde por el mañana.
Arde por hoy, arde por ti.


SÓLO LOS BESOS NOS TAPARÁN LA BOCA.





miércoles, 18 de abril de 2012

No colabores en su desnudez



Es una chica mala, él es un hombre aún peor.


                                                                                                        **

 No colabores en su desnudez si hoy desde tu palco sabes que este juego les matará, que ésta ilusión les hace respirar en los días más oscuros.
 No colabores en su desnudez si desde hoy sabes que en algún momento del día te convertirás en alguien, si sabes que poco a poco irás perdiendo esa capa de imprescindible. 
No colabores en su desnudez cuando se agarren de la mano sabiendo que está totalmente prohibido. 
No colabores, aléjate, bébete la copa lo suficientemente rápido para que no el alcohol no te embote el cerebro.
No colabores en su desnudez si ya has visto cómo se miran, si ya le acarició el pelo y la llamó mi amor. 


No colabores, espera que duerman, que no se agarren de la mano. 
No colabores. Vistiéndolos aunque parezca que no queda tela, vístelos donde nadie mira. 
No colabores en el contratiempo que lleva a la desnudez de los que se ponen la ropa.
No colabores en su desnudez si nadie lo entiende, no colabores en esta primavera helada y húmeda.


No colabores en su desnudez, ya es de día. 
Ya es la hora de escaparse por las calles secundarias de la ciudad, con la capucha, con los tacones, con el calor aún el cuerpo. Con el olor en algún lugar de su pelo.


No colabores en su desnudez, y menos si no le vas a arropar cuando tiemble de frío. 
Pero creo, que aunque la colaboración sea de un carácter mímico, silencioso y de humo en el aire, es colaboración. 
Es desnudez. 
Es lo que sea. 
Pero es.

"Quítame la ropa, quiero que el aire de tu habitación se me pegue en los huesos."

**Imagen creada por Fernando Vicente http://fernandovicentevanitas.blogspot.com.es/2008/09/interiores.html

domingo, 15 de enero de 2012

De repente, Abril.


"Universidad de Navarra, atentado mortal. Mi amiga estaba allí."7


Fue una primavera convulsa. Él acababa la carrera, y ella acababa el instituto. Al filo de los exámenes se conocieron. Se conocieron como se conocen la gran parte de las parejas, a través de amigos. Las tres de la mañana les sorprendió sentados en una juanola de la Plaza San Justo, hacía buena noche, y ellos solo hablaban porque eran demasiado tímidos para algo más. Las horas pasaban y ella veía que aquello solo se iba a quedar en la intentona de las personas que nunca se atreven a nada. Se levantó.

-Me voy, me ha encantado conocerte.
-Lo mismo te digo, espero que volvamos a quedar con estos y seamos capaces de coincidir.

Se miraron a los ojos, la energía fluía pero nadie daba el primer paso. Las conversaciones más circunstanciales son aquellas en las que los interlocutores no escuchan lo que dicen, piensan en cosas más importantes. Él medía casi dos metros, se sentó en el banco de piedra y miró al suelo como si el suelo guardara todas las respuestas. Ella llevaba una camiseta roja de lunares, se escapó entre la gente. Pero claro, como nos pasa a todos cuando conocemos a alguien especial, lo hacía sin convicción.

-He decidido quedarme- le rozó la espalda.
-Fenomenal.- el gigante se giró con una sonrisa inmensa de niño.

Se miraron a los ojos como si llevaran haciéndolo toda la vida, mealegrodequehayasvuelto, quieroqueseasmásqueunchicomuymajoquemepresentaronJuanyHenar. Silencio, mirada, tengotantoquecontarte.

Ella guardaba en la mano un papel roto y viejo que apareció en un bolsillo de su pantalón. Agarró el trozo de árbol y lo apretujó junto a un billete de cinco euros. Él continuaba mirando al suelo, sin decir nada, a ratos y sin parar de hablar a la vez. Eran personas tímidas, iguales si cabe, que no podían dejar de hablar, nunca se agotaban los temas, era alguien para siempre. Se miraban como si así fuera. El pretexto del resto de amigos de ir a buscar el abrigo se había agotado. Tenían que volver dentro del bar, allí no podían hablar. El ruido y la música robaban el aire y ya se gustaban lo suficiente para no ser capaces de invadir el espacio del otro.

Él se vio en la obligación de decir lo que sentía, agarró a su amiga y le susurró casi con violencia:

-Me encanta, hacía mucho que no me sentía así, pero sé que no me voy a atrever.

La amiga miró derrotada a su amiga la que se estaba enamorando. La miró derrotada porque la conocía, sabía exactamente qué no iba a pasar. Sabía exactamente cómo de parecidos eran aquellos dos seres que ya se estaban empezando a amar. Se acercó a ella y le dijo:

-Es para ti, no sabe como hacerlo, ni tú tampoco. Pero hazlo. Hazlo.
-Ya me conoces, y no lo puedo evitar
-Él tampoco lo podrá evitar.

Y fue entonces cuando una lágrima transparente pero húmeda como si tuviera toda la tristeza del mundo le cruzó imaginareamente la cara. Todo había acabado. El gigante cogió el aire que en aquella altura era sólo suyo. ¿La había perdido o sólo era una cuestión de tiempo?

*Imagen extraída de Fotos Naturaleza




miércoles, 28 de diciembre de 2011

Comer a besos

"Yo quiero comerte a besos. Es lo que quiero, es mi regalo, por navidad, o por qué no."

Una eterna asignatura pendiente, una eterna desaparición. Una aparición que marea. Una sonrisa que marea, una mirada que marea, un encuentro posible pero lento, nunca llega. Mareo, vómito, sonrisa, tiemblo, tiempo. Hola, teveobien, tirandocomosiempreytú, másdelomismoahoraaquí. Y conversación tranquila, callada, pero, ay la mirada. Mirada de gatos, de tigres, de amor, de medias rotas, de asiento del coche, de tequieroylosabesperonodigasnada. Miradas, miradas, te toco, calor, y frío y ausencia. Pero son recuerdos, de otro verano y otro invierno. Recuerdos que acaloran y escalofrían la nuca. Y aunque son recuerdos: reconfortan. Siempre queda la fe el algúndía, el talvezmañana, el yallegaránuestromomento. Y siempre siempre el Ojalá estuvieras Aquí Ahora.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Un abrazo. Cuídate.

  • Dices: cuídate.
  • Piensas: una pena no poder ser yo quien lo haga.
  • Continúas: viva, sonriente incluso. Continúas pensativa. Continúas con tu historia.
  • Eres: lo que eres. Suya.

sábado, 22 de octubre de 2011

Follow me on Twitter, o al fin del mundo.

Follow me. Sígueme. Vente conmigo. Vamos al fin del mundo, te dejo que vayas dos pasos tras de mí. Si quieres estar en silencio, puedes. Si quieres hablar, puedes. No digo que te vaya a escuchar. Solo te digo, follow me.

Red social, como de araña. La telaraña. Mi amigo Ismael solía decir que el mundo es una telaraña. Es como si cada persona fuera un nodo y cada uno de sus actos revirtiera en una red de consecuencias, hechos, miradas, besos, sexo. La red te atrapa y le atrapa a él, la energía fluye entre los nodos aunque ellos no se den cuenta. De tal manera, Ismael llegaba al bar, pedía una cerveza y empezaba a observar (SÍ! OBSERVAR ES LA BASE DE TODO). Las miradas se cruzaban, los gestos se acariciaban, a veces era como si almas que no saben que existen se tocaran. Allí estábamos todos, atraídos, atrapados en telaraña. Era un extraño sistema, ninguno podíamos vivir sin él, era purofuego, PURA VIDA.

Red social, facebook, twitter. La red imparable que todo lo une, en la que la energía fluye casi tan rápido como en el cerebro. Un mensaje de un amigo, un cafénosvemosestatarde, una canción de amor, una foto de cuando estuvimos en Londres, un recuerdo de todos nosotros, un felizañoojaláestuvierasaquí. Una sonrisa de dos puntos y un paréntesis. Un problema contado a través del chat, una solución en pocas palabras. Un poema que acabo de leer, te lo envío que sé que te gusta, una entrada de un blog de Chile, una noticia sobre los Domari. Un poema-milagro-lloro-protesta: We teach life, sir. Libertad para ver, oir, decir, gritar (en mayúsculas). Una comunidad de locos por Frida Kahlo, por los Cohen, por Goytisolo, por Drexler, por la violencia de boca, por el arte callejero. De dónde eres? Venezuela? yo de Salamanca. El grupo, la página, la red, la cultura, el viaje, la democracia, la democultura, la igualdad. El todo para todos. Los sueños de otros en tu pantalla, tus amigos en NYC y en tu sofá. Tú, yo, nosotros, vosotros, ellos, todos. Comparte, difunde, escucha, mira, sonríe, experimenta. Friki, qué han hecho, precioso, míralo.

Yo solo pido, que no. Que no nos corten el grifo. Que no nos quiten las alas, hemos aprendido a volar y comer nubes ricas con nuestro ordenador.



No se pierdan el We teach life!

viernes, 7 de octubre de 2011

La amistad de los perros de octubre


Limar asperezas, comer hormigas, beber agua, besarle. Tomar café, sólo, negro, amargo, rico. Hablar de ahora, de ayer, de entonces, de después, de jamás. Jugar a los extraños, a los ingenuos, al romanticismo, a los mejores amigos, al desconocimiento. Bailar de día, con ropa, sin ella, preparados, quietos, expectantes, curiosos, asustados. Cierra la puerta, sábanas limpias, leamos el periódico, más café por favor, libros salteados, personas sin rumbo. En blanco, en negro, en color canela, cierra los ojos, en amarillo de sol, en amarillo de silencio. Escápate es mediodía, escápate te ahoga, escápate, escápate, escápate.

Vuelve, dóndeestás, no quiero nada, conversación, café, azúcar. Baila, silencio, despierta, risas, el gigante ha muerto, abrázame, corre, llueve, mojada. Silencio, lluvia, desconocido, sinvergüenza, risas, más risas, corre, hace frío. Agua, agua limpia y templada, sed, fin, maquillaje, cara sucia, belleza, carasucia, carasucia, sonríe. Carasucia ha vuelto. Abrázame. No hace frío, no hay agua, despierta al gigante, se lo ha comido un oso, despierta, octubre. Tintín está aquí, las gafas, nadie ve nada, mejor, televisión en color. Amanece, catedral, piedra amarilla, amarillo de día, amarillo de frío.

Llueve, duerme, estás en casa, no tengas miedo.


Imagen de "Mi vida sin mí".

lunes, 1 de agosto de 2011

Mi amigo Ángel.


Llueve, con tranquilidad y asueto.

Llueve y delante del ordenador me pregunto si queda alguien más sobre la faz de la tierra. Solo se oye eso, llueve. Es de noche, la pantalla del ordenador inunda el espacio caliente y es la única forma de luz. El día de la ausencia no está en la red, y ahora parece que la ausencia se ha hecho eterna. Inane. Me apetece decirla con la boca imaginaria de la mente. Pero las pérdidas no son inútiles, o muy probablemente sí.

No importa nada, porque llueve. El asfalto se enfría y el señor Ángel ha desaparecido. Ochenta y ocho años y no me queda más de él que el recuerdo, el lugar donde pasaba las tardes de verano, un nombre tan común que asusta, sus historias, el revoloteo con la ilusión de que vuelva y la desazón con la piedra atada a ese trozo de alma o cerebro suspendido bajo el esternón si nunca más cruza la carretera cojeando.

Me mataría no poder haberle dicho adiós y que su fría familia de invierno y dinero le enterrara en una tarde de verano que invernal le sepultara bajo ropa oscura y tierra húmeda. Me da miedo que el dios al que él reza no nos de una última tarde de risa. Así es como le conocí, yo nunca he tenido un abuelo al uso. Esperábamos al autobús juntos, cada tarde de verano sobre la leve pradera que surge entre el oriente y el occidente de este pequeño Dogville en el que vivo. Sabía contar historias de guerra, de viajes, de triunfos, de amores y de soledad. Él siempre estaba solo. Casi cien años y una leve arruga sobre cualquier aventura traía sin que se diera cuenta noventa inviernos, y noventa primaveras, un niño.

Pero llueve y un mes sin saber nada de él hace que todas las tardes a las ocho y diez ya no tenga sentido subir al autobús.


*Para ilustrarle pongo una foto de lo que fue con veinte años y de lo que es con noventa. Un futbolista que más de cuarenta años después guarda en la cartera la entrevista que le hizo El Marca cuando el Real Madrid le seleccionó para entrar en su cantera.

Sueños, realizados o no que siempre hacen que nos brille la mirada.

sábado, 2 de julio de 2011


INERCIA

había olvidado tu significado, tu miedo, tu intención, tu resultado.

VUELVE, te espero.


sábado, 23 de abril de 2011

Páprika.


Me encantaría volver. Me encanta quedarme.
Me encanta que todo cambie rápido. Me encanta que nada cambie.
Adoro ser eterno, adoro ser tenso, adoro ser de piel y no de metal.
Perdona por no haberte hablado, perdona por haberlo hecho.
Soñé despierto con palabras formuladas y gastadas.
Contenía entonces siempre la respiración, y de repente, sin quererlo, esperarlo o desearlo
calló en mis manos. Huracanado, dulce, amargo, perdido y encontrado.
Llorar cuando sé que no estaré sola: escuchar al aire, "no estarás sola"
Cuando todas las caras de los viajeros, de los vagabundos, de los que no sabían de los que me protegían. Siempre habrá quien se parta en dos en cada despedida. En el fondo las raíces siguen aguadas entre tierra que no te aprieta. Nada está decidido, nunca, la inercia que se vuelve constante y envolvente, los errores y los aciertos.


Y todo lo demás.

miércoles, 6 de abril de 2011

Todo tuyo


Aquí todo ha cambiado, y quizás no encuentres el hogar que esperabas, pero llega el momento de la simplicidad, de disfrutar de un trozo casi derretido de chocolate, y mirar una sonrisa que te mira, y correr a por el autobús mientras la primavera se acelera en tu ciudad y las manos te huelen a algo que antes era extraño y ahora imprescindible. Simple y complicado, da igual pero tuyo, es como el tiempo. Todo tuyo. :)

miércoles, 16 de marzo de 2011

El día que decidimos ser libres.


El día que decidimos ser libres empezamos a respirar el aire con una intensidad que desconocíamos hasta aquel momento. Cada una tenía una cadena, una cadena oscura, o tortuosa, y llegaron y sin saberlo nos salvaron. Entonces éramos dos niñas que se intercambiaban secretos, yo siempre culpable y tú siempre fea. Pero nos salvaron, nunca lo sabrán, pero ahora somos LIBRES.

domingo, 27 de febrero de 2011

Pollitos en tu basura.


No es ningún secreto que suelo llorar por tonterías. Lloró con una canción que ni siquiera entiendo, leo una historia que no he vivido, y lloro. Y veo a un amigo cumplir un sueño y sigo llorando. Sin embargo, la tristeza en sus múltiples variables (melancolía, nostalgia, desazón, apatía...) no está ahora en mí.

No tengo hambre. Liarse la manta a la cabeza no entraba en los planes, y sin embargo. Cajón de sastre o cajón desastre. Solo puedo decir: Cua cua.

Son discursos vitales sin salida, es normal escapar, escaquearse y buscar lo que no te han dado. Lo raro es encontrarlo, los hay que no destiñen, que no tienen miedo, que arriesgan. Los hay y las hay. Somos por lo general una dualidad constante, nunca los mismos modos, estrategias. Casi nada de todo esto entraba en los planes y sin embargo. Es esa frase que siempre me ha parecido de tontos que teorizan sin ver más allá de sus narices, esos que no abren la ventana en invierno. Esos. Esos que dicen esa chorrada que "la vida es eso que pasa mientras planeas otras cosas". Tal vez es cierto, pero no puedes sentarte a esperar en casa a que suceda algo, por eso me jode la frase. John Lennon que al parecer fue quien la dijo vivió más allá de sus narices, sacó la cabeza por la ventana, estoy segura. La muerte no entraba en sus planes supongo, espero que no se refiera a eso, claro. Bueno pues esa frase, esa sentencia que siempre he oído de bocas inútiles, que no se paraban a observar el mundo que les rodeaba. Y vivían candando la luz que se metía entre las persianas.

Yo había a empezado a andar hacia otros bellos horizontes, bellos que sin embargo había rechazado mirar. "Encontrar la manera, sentirse bien, sin tener ni idea", Pues eso. Me dí por vencida hace mucho tiempo, y ya no sufro. Porque eso es algo que hice demasiado. Ahora me parece maravilloso este lugar, mi Plaza Mayor brillando puntual, ajena a los colores del Belo Horizonte, no hace falta preguntarse nada. Solo tumbarse en la piedra caliente, notar el sol entre la piel, la ropa y la piedra. Y ver el color en el cuadrado imperfecto que es el cielo en ese momento, que todo cambie de color. Pobre como ratas, con los dientes blancos como siempre.

Calma y vértigo, calor y frío, a partes iguales. Inesperado. Idiota. Y los amigos alegres por el brindis inesperado, la cena fría, helada. Se alargan las cenas en función de nuestros príncipes, es difícil mantener la atención. Joder, ¿y qué importa todo? Nada. Nada y Todo, a veces son la misma palabra.

Da igual si el mundo anda solo, quien este, quien no. Da igual medir cada paso o estar a la altura, se escapa de nuestros deseos. Es un buen presagio que el barrio se quede sin farolas. Es un abrigo lo de la lluvia cuando te hacen daño en lo más líquido del corazón. Una vez volvía a casa, bastante triste, y empezó a llover. Llovía sobre mí y llovía yo. Y la encontré, tumbada en el centro de la Plaza Mayor cubierta de agua, bajo la lluvia con el pijama. Me dijo que estaba aún más triste que yo. Pero que se sentía bien. Se sentía bien completamente empapada sobre la piedra de octubre. Creo que se ahogó tras historias de las que nunca tendremos conciencia, pero era feliz bajo el aguacero. Era una total desconocida que no hacía planes, ni tenía un paraguas parando el agua, la vida.

Entonces definitivamente cambio la frase de Lennon y me limitaré a pensar que la vida se abre camino indudablemente, por inercia. Inercia, ella te lleva, tú vives.

VIVA LA VIDA