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lunes, 30 de julio de 2012

Gracia Eva, por morder la manzana.


"El pecado no nació el día en que Eva cogió una manzana: ese día nació una espléndida virtud llamada DESOBEDIENCIA."   Oriana Fallaci 




           La desobediencia nació en el mismo punto en que nacieron las reglas. Nació en aquel vergel sin dolor y sin vergüenza del que tanto han hablado. Por un lado, el hombre y de él nace la mujer. La mujer ya aparece en esta parte de la historia como un  trocito de barro, un pedazo de hueso, un trocito de nada que se convierte en el origen de todo. El Creador, tras crear, pone las barreras: no toquen ustedes ese manzano. La "estúpida" Eva  se deja seducir por un diablo disfrazado. Eva muerde la manzana. Eva y todo su futuro sufren el castigo de los cielos.

Y esa es nuestra historia. Las Evas del siglo veintiuno se encuentran en una disyuntiva continua. ¿Muerdo la manzana o aún no he adquirido el  derecho de saborear su dulzura? La manzana es todo: todo el placer, todo lo prohibido y toda la libertad de la toma de decisiones. Eva solo quiere hundir sus dientes en la piel roja, arrancar el trozo con furia y comer, masticar el resto de la eternidad con el mismo derecho que un Adán. 

A pesa de todo el tiempo discurrido, las hijas de Eva continúan cargando con la culpa. Continúan siendo el claro objetivo de las armas de los otros y de ellas mismas. El Edén actual, continúa expulsando a Eva de toda las virtudes que le presta a Adán. Los Adanes se desenamoran y las Evas miran hacia otro lado, cansadas del perdón que deben rogar y concederse a sí mismas.

Las Evas pagan cada día el "gran error" de su madre. Cuando las Evas muerden la manzana parece que el mundo las vuelve a señalar. Además parece como si ese vengativo Dios que las expulsó las hubiera diseñado para quedarse vendidas cada vez que con picardía sonríen a la desobediencia.

Sin embargo, las Evas continúan en su empeño. Ya no odian el error de su predecesora, ahora lo aceptan, y lo defienden. Y se comen el manzano entero. Los o las que tienen miedo no se resisten al silencio, las apuntan y juzgan con la mirada, o contruyen palabras tan frustrantes como guarra, cerda, puta. 


Somos completamente libres, tenemos derecho a ser quien queramos. 

Gracias Eva por morder la manzana.


Dedicado a Ana, compañera en morder manzanas y desobedecer a mi lado.


**Imagen extraída del blog Cómputo de Fantasmas
**Vídeo Trailer de Diario de una Ninfómana, muy recomendable para Evas y Adanes descarriados

sábado, 16 de junio de 2012

Las hijas de Occidente.


Mi amigo habla de la doble moral occidental como quien habla del tiempo. Se suele molestar conmigo porque yo soy parte de esa moral occidental, yo soy española, educada en el catolicismo y blanca. Por estas y otras razones yo paso a ser en su mapa del mundo un ser más de la masa histérica de occidente.

Este post no es para criticarle ni a él ni a su mapa del mundo. Tampoco vengo yo a reafirmar mis pensamientos religiosos, mis pautas sociológicas o mi filosofía vital. No. Pero estoy cansada de que piense que el haber nacido a este lado del mundo incapacita mi objetividad acerca de lo que pasa en el tiempo que nos ha tocado vivir.

Sin embargo, sí que entiendo a qué se refiere. Él se considera del otro equipo, del perseguido equipo de los no occidentales, más en concreto él se considera del equipo enemigo por antonomasia de Occidente, él se considera uno de los muchos que pagan por sus creencias lo que hicieron un grupo de fanáticos allá por el once de septiembre de aquel año que todos sabemos. En bastantes ocasiones coincidimos en gran parte de las cosas pero no acaba de quitarse las esposas y comprender que yo no soy su enemiga. Yo no soy Occidente. No soy al menos el Occidente que él espera.

Yo he crecido en una familia que cree en Dios, no ciegamente, pero cree. Yo he crecido en una casa en la que me han enseñado que todos somos iguales, al menos en teoría. Yo he crecido en una casa en la que me han inculcado que como mujer, y como persona debo hacerme valer. También me han enseñado a ser libre, dentro de las pautas necesarias para ser feliz. Y me han enseñado mil cosas con las que no he podido transigir y de las que he salido a gritos.

Pasa mientras escribo una mujer completamente cubierta, sólo le veo los ojos y eso en una ciudad pequeña de interior con no demasiados visitantes siempre escandaliza. Bueno la chica pasa y todos nos giramos, cada cual sabe por qué. Un hombre a mi lado hace una elegía a la feminidad y a la libertad de las mujeres.

- Quién se cree su marido para obligarla a llevar la cara cubierta. No me parece nada bien que se permita algo así. Su cultura la está ahogando, le está quitando la identidad y la feminidad. Que maltratadas están las mujeres musulmanas, no hay más que verlas.

Cuando acaba su mujer le da razón como a los tontos porque está muy mal que una joven lleve la cara tapada. Y es mucho peor cuando lo hace por un marido, por un padre, por un hombre, por un dios. El discurso continúa por ahí diciendo que las mujeres musulmanas están perdiendo su identidad a cada paso que dan cubiertas, que están presas, que nadie las deja elegir.

Casi estábamos todos convencidos y agradecidos del Occidente este en que vivimos. Menos mal que nuestro padre no nos obligó nunca a cubrirnos con un velo, menos mal que nos pueden ver la cara. Menos mal. La retahíla sigue por ahí.

Vuelve a pasar una mujer al lado del grupo. Va muy arreglada, y me atrevería a decir que va muy guapa. Lleva una falda a la altura de la rodilla, una camiseta suelta de tirantes y el pelo en un gran moño rubio. Lleva la cara pintada y unas lentillas de color azul sobre los iris. Lleva unos tacones altos, muy altos que estilizan su figura. Pero lo más llamativo de todo es su delgadez. Su vidriosa delgadez. Es tan sumamente delgada que los hombros parecen las juntas redondeadas de un muñeco de madera. Su rodillas parecen dos huevos a punto de descascarillarse. Sus pómulos ya de por sí remarcados con el maquillaje se muestran altos, y le dan a su cara un aspecto de novia cadáver pintada como Barbie. Tiene un andar débil y los ojos tremendamente tristes tras las lentillas, claro que este es un detalle inadvertido para  los que miran a la dulce y atractiva muñequita.

Esta vez el hombre no hace ningún comentario. Se queda anonadado mirando las curvas (inexistentes) de la chica, la observa en silencio mientras se pierde entre la gente bajo la atenta mirada de su esposa que en cierta manera desea que su marido la mire así. La señora acaricia sus patas de gallo y acto seguido se recoloca la falda para dejarla más baja de la altura de las rodillas.

En esta ocasión no oímos que la chica esté obligada a nada, no oímos que la dulce mujer rubia sufra por su cultura. Yo me pregunto, ¿no ha perdido la identidad también al verse completamente sometida por el canon de belleza ideal? De verdad que a nadie le preocupa que en una sociedad tan ideal como la de Occidente hayan nacido enfermedades como la anorexia, la bulimia, la vigorexia, la tanorexia y otras tantas. No es peligroso que la obsesión por el culto al cuerpo haya derivado en una perdida total de identidad personal.

A nadie le escandaliza que nos cubramos de maquillaje, nos subamos a grandes zapatos, nos sometamos a operaciones y a miles de dolores por belleza. Por necesidad de belleza, de autoestima, de ser parte en la sociedad de consumo. Las hijas de Occidente no viven mejor, no debemos olvidarnos por ser parte. Haz el ejercicio, échate para atrás, cierra los ojos, ábrelos. Ahora distánciate lo necesario de todo lo que crees o lo que eres. ¿La necesidad de belleza, qué ha hecho con las mujeres en tu cultura? Hipócritas, ¿ahora no lo vemos? Ahora no vemos el yugo visible de la belleza estereotipada.

Sea como sea, las mujeres quieren que las dejen elegir. O que no las dejen elegir, que también supone una forma de elección.

Actuemos en conciencia, así seremos los responsables.

jueves, 24 de mayo de 2012

Cuando caen los tiranos

Cuando caen los tiranos todo el mundo se mira confundido.

Cuando cae el malvado villano que todo lo ocupa por fuerza la gente mira hacia los lados, expectante, buscan ese toque, esa punta de lanza que establezca un nuevo orden. Buscan un nuevo líder. Digo líder, no es necesario que sea príncipe o villano, hace falta un líder. 


Ahora que ha muerto el tirano, que nos ha atado, maltratado, tapado la boca, robado el dinero. El tirano ha matado la poesía, ha violado el acuerdo tácito de la democracia. El tirano y su entramado se han situado tras gafas ahumadas y nubes de humo de puro. Los tiranos le han quitado a la gente la verdad, sólo conocemos la versión oficial. Malditos tiranos.

Los tiranos, merecen la muerte por pisotear el concepto. Por machacar el constructo. Los tiranos han atado a la libertad, la justicia y todas esas deidades que se nos antojan indispensables. 
Malditos tiranos.

El perfil del tirano es claro, es un hombre de mediana edad, héroe de algunos, verdugo de demasiados. Probablemente tenga alguna piedra en el camino que le enloqueció y bueno del resto qué os puedo contar. ¿Quién no reconoce lo que es un terrible tirano? Obtuso, con la mente cerrada, la lengua llena de palabras grandiosas y los pies de barro por mucho oro que cargue encima.

Bueno, cuando el tirano agoniza, la gente empieza a susurrar. En las calles se ver arbolitos ardiendo, pintadas hijas de las noches más oscuras y las abuelitas acuden a las iglesias a rezar por un futuro que no sea igual a su pasado. Los hombres intentan mantenerse ocupados, las mujeres tragan saliva mientras hacen la cena, los adolescentes locos de hormonadas ideas rebuscan en los noticieros un pico, un guiño, una señal del presentador que hable del agonizante tirano.

Suceden los días, los meses, los años pero el cabrón tirano continúa coleando. "Bicho malo, nunca muere" escriben en la pared de tu casa. El silencio es sepulcral, ojalá muera el tirano. Quiera Dios que muera el tirano. Silencio, en espiral, todo el mundo callado. Esos viejos oficinistas de anciano malvado colaboran en el silencio, en la incertidumbre, en el respeto, en el futuro más obtuso. La máquina de los  tiranos continúa, el engranaje propicia el silencio.

Muere el tirano. Todos se miran asustados. ¿Se puede hablar ahora? 
Sí. Se ha muerto el malvado, pero en todos sus años de  vida que hemos hecho más que colaborar  en su obtusa visión del mundo. El que calla otorga, y nos hemos callado. ¿Quién quiere ser el próximo tirano? Vocifera la versión oficial. 

-No nos asusten ustedes con el polo opuesto del tirano, moriremos si nos cambian las reglas del juego.

Cuando caen los tiranos la gente se mira  confundida, mira de un lado a otro con el gesto serio y los ojos ahogados de culpabilidad:
**

 Le diste la voz al tirano al pasar callado tanto tiempo.





**Imagen extraída de http://aserne.wordpress.com/





Vosotros los condenados a muerte.




Vosotros los condenados a muerte, no a la muerte entendida como pérdida de vida sino la muerte como ese punto de inflexión que anula toda posibilidad de futuro. Nosotros somos la generación perdida. Esa frase está maldita, no la puedo pronunciar en alto. Ahora mismo mientras escribo sola en silencio, en mi casa, conmigo misma como único público intento decirla en alto pero nada, no soy capaz ni de mover los labios. Incluso me cuesta entrecomillarla y esa primera persona del plural me repiquetea y por las noches, por qué no decirlo me quita el sueño por completo y me desordena la sangre. 


Tengo veintiún años, acabo la carrera el próximo septiembre. Soy relativamente joven y ya estoy condenada a muerte. Cómo se va a echar a perder una generación, no, no y no. Simplemente no tenemos futuro, no encontraremos trabajo, no tendremos experiencia, no podremos ser aquello para  lo que nos hemos preparado. No no y no. Repito la frase, tengo veintiún años, y SOY joven, aunque me sienta vieja.


Mi generación no está perdida, está hasta los cojones de oír no. Soy estudiante de periodismo, estoy al borde, en el filo, saboreando esos últimos días de universidad. Cuatro años que me han cambiado la vida. Se me llenan los ojos de lágrimas de pensar lo poco que los he disfrutado. La universidad me ha dado tales alas mentales que sólo puedo sonreír cada vez ando por los pasillos. Aún soy alumna, aún pertenezco a ese grupo de la sociedad que está aprendiendo, que está labrándose un futuro, aún me están pegando las plumas a las alas. 


La universidad para mí ha sido como una trepanación mental. Un agujero en el cráneo a tiempo ahorra que el cerebro se embote, se hinche, se muera de la presión. La  Universidad ha sido aire muy fresco en mi cabeza. A pesar de las noches en vela, del estómago frenético en café. De los días que he llegado tarde, de los compañeros cabrones, de los grandes amigos. De los descubrimientos, de las horas perdidas en la biblioteca. De las clases magistrales. De los poetas, de los periodistas, de los diseñadores de los publicistas, de los informáticos, de los conserjes, de las señoras de las limpiezas, del lunes a las ocho de la mañana. Con todo, la Univeersidad ha cambiado mi vida. Y me da tanta pena que acabe.


En un primer momento sentía que me libraba de esa piedra, de la atadura de ser inexperta, de depender de una  calificación, de estar anclada a un horario. Pero ahora, con ese recurrente Síndrome del Fin del Mundo, soy capaz de apreciar todo lo maravilloso de esta época. 


Y ahora se supone que tengo que salir ahí fuera y enfrentarme a eso que han decidido llamar La Generación Perdida, la puta generación perdida, si me permiten. Sí, Laura perteneces a esta generación de inútiles, que no saben del sacrificio, que son arrogantes y que dominan de tal manera la tecnología que se han atrevido a mirar por encima del hombro no solo aa sus padres sino también a sus abuelos.


-Sí, estúpida, perteneces a la Generación Perdida. 
-Pero no, no me da la gana. No. Puedo decir no. Aunque nadie me escuche me lea, me da igual. Ni siquiera sé cuál es el sueño de mi vida. Pero no. NO. No me voy a rendir. 

¿Cuántas generaciones perdidas ha tenido la humanidad? 

Tenemos los intelectuales españoles del XIX, los desposeídos, los Blanco White y semejantes. Váyase a otro país, sea repudiado y repudie por todos los valores en los que ha sido criado, no se haga la víctima. Luche, vea más allá. Tenemos a Yoani, al otro lado del Atlántico, fuerte, hermosa, inteligente, disidente y muchas otras cosas más. Ella es Generación Y, enhorabuena señora Sánchez. ¿Y qué? Ahí está, contando en pildoritas twitteras, susurrando tan fuerte que el eco cruza todo el océano. 


Tenemos más ejemplos. España, años 70, cambio de vida, cambio de jefe, cambio de valores, apertura, democracia. Ciao dictadura, hola mundo. ¿Qué pasa?, ¿que aquellas generaciones no tuvieron miedo? ¿no lucharon? ¿no se dejaron los dientes, las uñas y váyase usted a imaginar qué para continuar? Pues sí.


Generaciones perdidas ha habido muchas. Y todas han salido airosas.


Estoy al borde. Al filo. A punto de empezar a volar. Tengo miedo. Mucho miedo. Soy de la Generación Perdida. 


Por eso mismo lucharé, trabajaré el doble, y nunca perderé la ilusión aunque sin nacer esté ya condenada a muerte.

lunes, 7 de mayo de 2012

On fire. Totalmente vivos. El Mañana.

El Mañana






Es una duda. Inexpugnable, increíble. Gigante.
Incertidumbre cubierta de aire, incertidumbre cubiertos de acero.
Lostmymind, lostinthesupermarket.
Porque es una historia que nunca para, estás perdido entre latas de cerveza, carne envasada y patatas fritas. Los cámaras frigoríficas nunca te trajeron tantos recuerdos como hoy.
Caminas tras el carrito de la compra, ¿quién lleva a quién?
En este siglo la mejor declaración de amor no es un te quiero
No es un teamo
No es un te recuerdo.
No es un café a media tarde.
No es un tweet con corazones.
Ni mil palabras biensonantes en tu aire.


Ahora lo que todos queremos tener es un Te Veo
Veo quien eres, veo quien no eres.
Veo a quién escondes detrás de mil capas de cinismo y tela desgastada.
Veo a quién guardas de las miradas indiscretas.
Veo más que tú, veo cuando me dices corazón. Como se mueven tus labios entre carne, aire, saliva y dolor. Veo tus ojos, veo. Lo veo todo. 


Todo el mundo sabe.
Nadie sabe nada. 
Nadie tiene ni puta idea.
Nadie finge saberlo todo.
Nadie no existe, fue hermano de gente y ambos se perdieron por un caminito relativo.


Relativo a cerrar la puerta, a una cruz pesada que todo el mundo quería portar.
Pero la cruz es efímera, la estrella es un escupitajo lanzado al aire. Que se impacta en tu cara, y te cubre de ti mismo.
¿De verdad no tienes los huesos suficientemente rotos como para volver a mirarle a los ojos?


Sólo el adjetivo de la soledad estaba solo. 
A mí no me grites, no me mires. No pienses en mí. 
No busques en tus bolsillos ni un retazo de mi existencia.
Tus deseos han cambiado, es el momento de volverse loco.
El momento de empezar a correr en círculos ha acabado.


La ortografía nunca fue tan innecesaria. Tan imprecisa.
Lo mejor es quitarle la ropa a los que se deslizan como luz.
Amarás al prójimo como a ti mismo.
E incluso más. E incluso menos.


Sin embargo, siempre nos queda convertirnos en oxígeno, confiar en los faros.
Mi nombre es el triple, mis pasos son los mismos.
Para confesar quién soy, quién quiero ser, quién quiero ver sonreiré de manera muy falsa.


Son sucesos, son éxitos. Son hechos, tenemos que convivir.
Letmeloveyou. Cuando te quedas petrificada ante la verdad, la más absoluta verdad. La gran losa que, te acaba de destrozar la cabeza por completo. La gran losa que astilló cada hueso de tu blanco cráneo de caucásica estúpida y occidental.


No eres nadie, nadie te conoce. Esa no es la gran verdad, sólo una de tantas.
La gran verdad es que tu ruego, deseo y súplica no se convertirán en un mapa de realidades.
Te quedan las palabras más preciosas de la Tierra, de la tierra en tu boca, te queda:
el éxtasis, 
el vértigo, 
la calma,
la perdición,
el encuentro, la despedida. El fuego.


Si te mira con desaprobación, mírale con descaro. ¡No le pondrá usted puertas al campo!
El cielo no está hecho para pintar nubes. Mi imaginación no está hecha para imponerle plazos. No le pondrá usted frenos al viento. ¡No, no, y no!. He nacido con la capacidad de negarme.
De arder, de gritar. Tengo muchas capacidades aún. On fire.


Futuro, mañana. La duda. Let me love you. Déjame decirte adiós, Vete a la mierda. 
Arde. Que el fuego lo devaste todo. Arde por el mañana.
Arde por hoy, arde por ti.


SÓLO LOS BESOS NOS TAPARÁN LA BOCA.





miércoles, 18 de abril de 2012

No colabores en su desnudez



Es una chica mala, él es un hombre aún peor.


                                                                                                        **

 No colabores en su desnudez si hoy desde tu palco sabes que este juego les matará, que ésta ilusión les hace respirar en los días más oscuros.
 No colabores en su desnudez si desde hoy sabes que en algún momento del día te convertirás en alguien, si sabes que poco a poco irás perdiendo esa capa de imprescindible. 
No colabores en su desnudez cuando se agarren de la mano sabiendo que está totalmente prohibido. 
No colabores, aléjate, bébete la copa lo suficientemente rápido para que no el alcohol no te embote el cerebro.
No colabores en su desnudez si ya has visto cómo se miran, si ya le acarició el pelo y la llamó mi amor. 


No colabores, espera que duerman, que no se agarren de la mano. 
No colabores. Vistiéndolos aunque parezca que no queda tela, vístelos donde nadie mira. 
No colabores en el contratiempo que lleva a la desnudez de los que se ponen la ropa.
No colabores en su desnudez si nadie lo entiende, no colabores en esta primavera helada y húmeda.


No colabores en su desnudez, ya es de día. 
Ya es la hora de escaparse por las calles secundarias de la ciudad, con la capucha, con los tacones, con el calor aún el cuerpo. Con el olor en algún lugar de su pelo.


No colabores en su desnudez, y menos si no le vas a arropar cuando tiemble de frío. 
Pero creo, que aunque la colaboración sea de un carácter mímico, silencioso y de humo en el aire, es colaboración. 
Es desnudez. 
Es lo que sea. 
Pero es.

"Quítame la ropa, quiero que el aire de tu habitación se me pegue en los huesos."

**Imagen creada por Fernando Vicente http://fernandovicentevanitas.blogspot.com.es/2008/09/interiores.html

miércoles, 28 de septiembre de 2011

La negra flor

Tan, tan, llaman a la puerta otra vez.



Ella siempre a tenido nombre de flor, pero es y ha sido lo menos parecido a una flor. En un primer momento la veíamos en manos sucias y hambrientas, en un segundo momento la vimos tiritando por las calles. En un tercer momento la dejamos de ver. Había decidido morir.

Al final volvió, tenía más kilos encima. Ya no llevaba la piel astillada y su pelo estaba limpio y brillante. Había dejado la calle una temporada, hablaba de bonitos vestidos, lencería de colores, un nuevo amor, y alguien que venía. Tenía casi cuarenta años y entonces se quedó embarazada. Para ella un gesto de amor era un bocadillo robado a hurtadillas de casa, un gesto de amistad es un cigarro, un café, un rato de conversación.

La negra flor te encontraba en la calle te llamaba guapa y venía a contarte sus aventuras un rato, lloraba a ratos de miedo y a ratos de alegría. Iba a ser madre, ¡ella! y no comprendía que tanta suerte fuera posible a la vez que no paraba de llorar por la vida que le iba a prestar a su bebé.

Si un día quería hablarte del amor, la única frase que pegaba y repasaba como una pegatina en tu cabeza era: "él me quería tanto". Él habían sido varios, una vez había despertado en el hospital, otra en una clínica de desintoxicación, otra de vuelta a casa de sus padres y otro en las calles más frías de Salamanca.

Ella era una negra flor, ahora ha vuelto. Su niño nació en primavera, ella (re)nació en primavera. Ha vuelto, hablando de vestidos, de bebés y de futuro. La negra flor se aleja con un precioso vestido blanco.


Sentir la trayectoria que llevan las nubes, volver por la mañana y ver que sale el sol.
Y ahí voy, a romper las telarañas de tu corazón.




*Canción: Golfa. Extremoduro
*Imagen extraída de Vagabunda







miércoles, 21 de septiembre de 2011

Morir mil veces


Es como vomitar desde el interior más profundo de tu estómago. Tu cuerpo se regurgita a sí mismo. Tu propio cuerpo quiere expulsarse, sacar lo que queda dentro de la carne, los huesos, el umbral de la desolación. Tu cuerpo ya no es tuyo, su carne ahora crece en ti y tú no eres más que la pérdida. La vereda tenía un final, un lugar lleno de charcos, nadie te había avisado. 

Y por una vez no eres tú la que importa, por la que miras, por la que sobrevives. Es otro, u otra, algo pequeño e insignificante que nunca te abandonará, algo que nunca tuviste en las manos, pero que todo tu cuerpo escupió entre lágrimas y barro que nacía de algún lugar inundado de la tierra.

Lo precioso, lo cómodo, el cariño se vuelve hostilidad, las mejores palabras te decepcionan a ti misma. Quieres esconder la cara, dormir más de diez meses y que todo sea un gran sueño en el tú te viste como la mujer que serías y no eres al despertar. Y en el fondo sabes que es un hijo de la primavera, una mariposa que floreció en verano, con amor por el mar. Y te dicen que ya no te brillan los ojos como antes. Y la mariposa se escapó, y la amabas y aún no había nacido. Imaginabas sus alas, su sonrisa de pequeño bicho, su color.

Pero vuela, y tú te quedas donde estabas esperando que los sueños te vuelvan a marear. Que la vida de otras oportunidades y que te brillen los ojos, que no vomites tristeza, que seas bonita en los peores días, que los amigos te quieran, que los amores te hieran y que sigas en tus veinte años como si nada hubiera pasado. Aunque en el fondo sabes que cada día pensarás en qué habría pasado, en cómo hubiera sido tu historia o vuestra historia. Porque de repente, sientes que no está esa vida que antes te ahogaba, y lo imaginas, y ves a ese hijo de la primavera. Y comprendes el amor universal.

Y nunca hubo algo así, pero lo habrá. Somos chicas, estamos solas. Pero sabemos sobrevivir y continuar. Eso es lo que importa.



martes, 31 de mayo de 2011

Hay personas que te hacen esto::

pintado por Remedios Varo 1956

hacen que dejes de ser de madera y sin dolor sacan todos los pájaros que viven en tus recovecos

lunes, 16 de mayo de 2011

Ni siquiera.


¿Somos idiotas o nos gusta ser infelices?

Caso 1:
Sabes que no hay futuro, sabes que no hay pasado. Muchas veces dudas de si siquiera existe el presente. Un año entero así, y luchas contra viento y marea. No escuchas, no oyes, no sabes, no quieres saberlo, y continúas.

Caso 2:
No la ama, no la quiere, no la soporta la mayoría de las veces. Hace planes, hace historias, ni siquiera él se lo cree. Él continúa, le dice que la quiere, le dice que la ama, desea a otras mujeres, antes incluso se acostaba con ellas. Ahora nada, ni respira para no hacerle daño. Cree que la situación cambiará. Pero no lo hace.
Caso 3:
Juegan a los idiotas, poemas, canciones, golosinas, palomas mensajeras... y luego nada. Ni amor, ni sexo, ni amistad, ni mañana ni nunca. Un mal día, uno de los jugadores se ha ido, el otro le odia, pero nunca intentó llegar más allá. Solo se dedicó a jugar. ¿Y ahora? Ahora nada.

Caso 4
Se aman, se quieren, se soportan, se odian algún rato del día. Se tienen el uno al otro y ella se dedica a llorar por la ausencia de pasteles rosas y vidas en las que para pedir un vaso de agua debes decir: "te quiero". Zorra, el mundo es un lugar cruel: reacciona.

Caso 5
Se levanta, se cae, se levanta, la destrozan, vuelve a la carga. Lo que no tuvo, lo que quería, lo que deseaba, lo que no tendrá, lo que desea hoy. Y parece que no sale el Sol a verla y se hunde otro día más en una vida incompleta ante eso que desconoce. Por suerte, el cabrón que se aprovechaba de ella cada vez está más lejos, alguna noche llora y piensa que ella era un niña indefensa. Llora, se lamenta, se rasca las heridas, llega hasta el hueso, piensa en el suicido, piensa en la policía. Sigue sola, quiere estar sola, ese mundo le da miedo.
Caso 6
Eres una zorra, eres una puta, la gente como tú avergüenza a su familia, me das asco, no sirves para nada, eres inútil, no llegarás a ninguna parte, tú culo no entrará por esa puerta como sigas comiendo, eres fea, no encontrarás jamás a nadie, ¿quién te va a querer siendo como eres?. Esa retahíla cada día. La pobre se lo cree, ella ya es todas esas cosas, acaba de salir del cascarón, no sabe, no puede, es inútil, se ve inútil. Quiere matar al que dice esas cosas, matarle. Y lo hace, pero no deja un cadáver, le deja solo. Ojalá te vayas, y en vez de dejar a un cadáver dejes a ese idiota.

Caso 7
¿El tren ha pasado? No llores. Busca otro billete, o busca otro tren. O limítate a no perder el próximo, las vías no se construyen para un solo tren. Y entre los vagones y tal, somos trescientos.



Buscamos pues la felicidad en la infelicidad más absoluta, por lo tanto somos idiotas :)

jueves, 24 de marzo de 2011

Nunca un nudo, nunca un muro, (solo lo que yo quiera)




Empieza mi viaje en la carretera, por fin, camino sola en mi casita con ruedas

Solemos ver el mundo desde nuestros ojos. A veces intercambiamos una o dos miradas, una tarde entera de palabras, pero seguimos mirando el mundo desde nuestro lugar. El lugar que nos ha tocado, el que hemos conseguimos o en el que simulamos estar.
Nunca me he sentido libre, siempre ha habido un pequeño escollo que me marcaba pero casi siempre tomaba las decisiones. A quién amar, era una decisión definitivamente propia. Eran las cuatro de la mañana en una cocina con tantas historias como almas habían comido allí. Eran las cuatro de la mañana y entonces comprendí que en cierto modo, podía elegir a quien quisiera. No debía acercarme a alguien para conseguir su dinero, su status social, su fama, sus favores, no era necesario. Yo me acercaba al chico que me llamaba mi amor, y podía hacerlo sin ningún tipo de miedo al qué pasaría mañana. Ella siempre era la zorra mala, acarreaba ese sabor de su etnia desde siempre. Quien la llamaba zorra no entendió que no era libre. Amor era dinero, amor no era amor. Ella no tenía la culpa, era lo que le había tocado vivir, el lugar que la vida, el karma o cualquier dios escondido entre las nubes le había reservado. Nunca pude pensar que aquel interés que hacía que no hubiera precio imposible era una distancia que muchas de ellas rompían pero que nunca elegían.

Nosotras tenemos que luchar por lo nuestro. Salvar el pequeño trozo que no nos arrebatan escondidas entre lo que debemos ser, quien gusta que somos, quien somos, quien aparentamos ser, quien deseamos ser y todos aquellos a los que amamos. Poco a poco, se llena todo de piedras, no un camino en sí pero sí ese pedazo que nos queda. Ese trozo que queda entero en el corazón ese trozo que no hace falta disfrazarlo con un perfil, unos zapatos de tacón, un amor a una quimera. Salvaguardar cada poro de nuestra piel ante los vientos que vengan, luchar por los hijos que aún no hemos decidido tener, cuidarnos como si fuéramos la carga y el combustible. Te miras en el espejo y recuerdas aquello de "qué grande es ser mujer" y te asustas ante lo frágil que eres, lo vulnerable que ves el entorno y lo nebuloso del aire del viento. Y entonces llega, desde el fondo de la tierra, llega caliente, oscuro, con toda la vida que ya se volvió inerte, y viendo la muerte que no has sido capaz de sembrar te alegras de que el statuo quo cambie y no lo haga. Y no haya que tomar decisiones para siempre.

Se mantiene por dentro, te da un amor que solo puedes sentir por ti misma.

Miedo mucho, y a la vez nada.