domingo, 2 de enero de 2011

Jesus is on the main line.


El día que te conocí, dejé de ser feliz. Tenías esa horrible manía de sonreír siempre. Y ahora te quedas dormido en la nieve. ¿Y tengo que ser yo quien te despierte? Vale. Acepto esa deliciosa sensación del copo de nieve derritiéndose en el labio, y dejándose llevar por la caricia lenta de la lengua. La acepto, pero no puedes comerte toda la nieve, e intentar no morirte congelado.

Y se contraen los músculos de la cara, para mal, para sufrir, decepción te congela la cara. El problema es ese, que se congela la cara, ya nunca más hierve la sangre. Los amigos te tapan los oídos, no es necesario que oigas sus pensamientos. Te quieren, y te lo demuestran. Los amigos.

Ahora qué? Eres un herido grave, en un juego que ni siquiera sabes cuándo empezó. Eres dependiente, antes eras una estrella de rock. Ahora lo sigues siendo pero en la etapa en la que nadie se acuerda de ti y se te van pudriendo poco a poco las entrañas, entre copas que ya no saben a nada y recuerdos a los que no perteneces. Así funciona. Dolor? o, ¿solo olvido?

Y la gente se empieza a dar por vencida. Y en el fondo a nadie le extraña. Te dejas ver. Pierdes los papeles. Escuchas canciones que ya no te remueven el interior.

Continua la asamblea. Unos se disfrazan del sarcasmo más doliente. Otros dilatan cada palabra como si el que las emitió tuviera un plan secreto para amarlos. Otros buscan los signos del fracaso. Otros despiertan hoy para darse cuenta de todo lo que perdieron por ser imbéciles. Èl se sienta a mí lado y me dice: "por lo que me cuentas, el conflicto lo tienes tú". Le voy a escuchar aunque sea un buen amigo.

Deberías un rato, largarte de tu cabeza. Pero tendrás que volver. Mira a tu espalda para saber que nadie sabe lo que escribes. Deslizarte en la telaraña, y perderte. Perder cada trozo de aire que te mantiene vivo. Y ver que a pesar de todo, sobrevivirás. Cuestionar cada regla, hasta dolerte. Empezar. Así es la asamblea. No me pidas consejo, sabes que te diré mi opinión, y sabes que intentaré no hacerte daño, sabes que te mentiré, sabes que te querré, y sabes que la asamblea te perdonará. Siempre. Siempre seremos bienvenidos. Bienvenidos en ese lugar que no existe, pero vivido, siéntate en esta silla y cuéntanos a todos tus problemas.