miércoles, 28 de diciembre de 2011

Comer a besos

"Yo quiero comerte a besos. Es lo que quiero, es mi regalo, por navidad, o por qué no."

Una eterna asignatura pendiente, una eterna desaparición. Una aparición que marea. Una sonrisa que marea, una mirada que marea, un encuentro posible pero lento, nunca llega. Mareo, vómito, sonrisa, tiemblo, tiempo. Hola, teveobien, tirandocomosiempreytú, másdelomismoahoraaquí. Y conversación tranquila, callada, pero, ay la mirada. Mirada de gatos, de tigres, de amor, de medias rotas, de asiento del coche, de tequieroylosabesperonodigasnada. Miradas, miradas, te toco, calor, y frío y ausencia. Pero son recuerdos, de otro verano y otro invierno. Recuerdos que acaloran y escalofrían la nuca. Y aunque son recuerdos: reconfortan. Siempre queda la fe el algúndía, el talvezmañana, el yallegaránuestromomento. Y siempre siempre el Ojalá estuvieras Aquí Ahora.

lunes, 12 de diciembre de 2011

"Contigo nunca sé, no sé si jugamos, cuáles son las reglas, si hay juego, y si soy jugadora"

domingo, 11 de diciembre de 2011

lunes, 5 de diciembre de 2011

Dónde se te quedó olvidado el corazón.

"Aunque no lo parezca hay cosas más importantes que el dinero: las personas, el amor, el cariño, el respeto. Mirar con otros ojos nunca está demás, pero el día en que nadie mira a través de los tuyos. Dices: basta. Y sin irte físicamente, nunca más te recuperan. Te vas, y nunca más te recuperan."


Todo quizá empieza por la falta de comunicación, o por la comunicación incorrecta. Esto conlleva el total desconocimiento de esas personas. Tu total desconocimiento del medio. Las reglas se deben cumplir por muy estúpido que sea el discurso, y nadie está dispuesto a eso. No, porque simplemente el miedo ya no es opción, y ya no se trata de un estado de duda perpetua, se trata de un estado de desconfianza, de silencio. Del peor silencio de todos, del de los que fingen estar sordos.

Acaso no ves lo que pasa en tu casa. En qué momento empezaste a ver ese fin como la única razón de tu existencia y olvidaste quién eras. Y más importante, olvidaste por quién llevabas a cabo aquel fin. El objetivo tenía una razón y al final has perdido esa razón, y esa razón te ha perdido a ti.

Las razones crecen, y las personas también. Ocultan lo que consideran grandes y terribles secretos que sufren sobre una espalda sin columna. Llega un momento que tu incomprensión y tu falta de apoyo deja solos a quien más te necesitan. ¿Estás ciego? ¿estás ciega? ¿no has visto a ese cadáver que pernocta bajo tu techo? ¿no has visto sus ojos cada vez más hundidos y una sonrisa rara, como torcida que nunca le ha pertenecido?. ¿No te apiadas de él ni un momento?.

Entonces vete, continúa. Nunca más la recuperarás. No es una amenaza, ni un aviso, ni una promesa. Es la realidad. Sin empatía no hay amor, sin amor no hay personas. Sin oídos no hay palabras. Perderás a tu hija, a tu hermana, lo perderás y no te darás ni cuenta. Sin oxígeno, no queda nada.

Nada. En su más absoluto vacío. Nada.