miércoles, 28 de diciembre de 2011

Comer a besos

"Yo quiero comerte a besos. Es lo que quiero, es mi regalo, por navidad, o por qué no."

Una eterna asignatura pendiente, una eterna desaparición. Una aparición que marea. Una sonrisa que marea, una mirada que marea, un encuentro posible pero lento, nunca llega. Mareo, vómito, sonrisa, tiemblo, tiempo. Hola, teveobien, tirandocomosiempreytú, másdelomismoahoraaquí. Y conversación tranquila, callada, pero, ay la mirada. Mirada de gatos, de tigres, de amor, de medias rotas, de asiento del coche, de tequieroylosabesperonodigasnada. Miradas, miradas, te toco, calor, y frío y ausencia. Pero son recuerdos, de otro verano y otro invierno. Recuerdos que acaloran y escalofrían la nuca. Y aunque son recuerdos: reconfortan. Siempre queda la fe el algúndía, el talvezmañana, el yallegaránuestromomento. Y siempre siempre el Ojalá estuvieras Aquí Ahora.

lunes, 12 de diciembre de 2011

"Contigo nunca sé, no sé si jugamos, cuáles son las reglas, si hay juego, y si soy jugadora"

domingo, 11 de diciembre de 2011

lunes, 5 de diciembre de 2011

Dónde se te quedó olvidado el corazón.

"Aunque no lo parezca hay cosas más importantes que el dinero: las personas, el amor, el cariño, el respeto. Mirar con otros ojos nunca está demás, pero el día en que nadie mira a través de los tuyos. Dices: basta. Y sin irte físicamente, nunca más te recuperan. Te vas, y nunca más te recuperan."


Todo quizá empieza por la falta de comunicación, o por la comunicación incorrecta. Esto conlleva el total desconocimiento de esas personas. Tu total desconocimiento del medio. Las reglas se deben cumplir por muy estúpido que sea el discurso, y nadie está dispuesto a eso. No, porque simplemente el miedo ya no es opción, y ya no se trata de un estado de duda perpetua, se trata de un estado de desconfianza, de silencio. Del peor silencio de todos, del de los que fingen estar sordos.

Acaso no ves lo que pasa en tu casa. En qué momento empezaste a ver ese fin como la única razón de tu existencia y olvidaste quién eras. Y más importante, olvidaste por quién llevabas a cabo aquel fin. El objetivo tenía una razón y al final has perdido esa razón, y esa razón te ha perdido a ti.

Las razones crecen, y las personas también. Ocultan lo que consideran grandes y terribles secretos que sufren sobre una espalda sin columna. Llega un momento que tu incomprensión y tu falta de apoyo deja solos a quien más te necesitan. ¿Estás ciego? ¿estás ciega? ¿no has visto a ese cadáver que pernocta bajo tu techo? ¿no has visto sus ojos cada vez más hundidos y una sonrisa rara, como torcida que nunca le ha pertenecido?. ¿No te apiadas de él ni un momento?.

Entonces vete, continúa. Nunca más la recuperarás. No es una amenaza, ni un aviso, ni una promesa. Es la realidad. Sin empatía no hay amor, sin amor no hay personas. Sin oídos no hay palabras. Perderás a tu hija, a tu hermana, lo perderás y no te darás ni cuenta. Sin oxígeno, no queda nada.

Nada. En su más absoluto vacío. Nada.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Un abrazo. Cuídate.

  • Dices: cuídate.
  • Piensas: una pena no poder ser yo quien lo haga.
  • Continúas: viva, sonriente incluso. Continúas pensativa. Continúas con tu historia.
  • Eres: lo que eres. Suya.

viernes, 28 de octubre de 2011

Verdad


Un buen día te puedes convertir en una mentirosa.

Puede que siempre le hayas dicho mentiras a tu hermana, a tus padres, a tu abuela.
Puede que engañaras a tu novio olvidando hasta el último gramo de ilusión que te quedaba.
Puede que mintieras a tus amigos, primero con pequeñas tonterías, luego con toda tu historia.
Pero cuídate de algo. Cuídate de mentirte a ti misma, porque cuando llegue ese día, te habrás perdido para siempre. Y no sabrás a quién amas, por qué luchas o a quién esperas. Y llorarás bajo la ducha para que nadie sepa ya quién eres. Y sonreirás de manera taimada para que nada te afecte. Esto no es un cuento, no eres ni la bruja ni la princesa. Y te vuelves inane, piedra sorda, cemento seco, todo mentira. Toda mentira.

Ten cuidado, un mal día puedes convertirte en una mentirosa.

sábado, 22 de octubre de 2011

Follow me on Twitter, o al fin del mundo.

Follow me. Sígueme. Vente conmigo. Vamos al fin del mundo, te dejo que vayas dos pasos tras de mí. Si quieres estar en silencio, puedes. Si quieres hablar, puedes. No digo que te vaya a escuchar. Solo te digo, follow me.

Red social, como de araña. La telaraña. Mi amigo Ismael solía decir que el mundo es una telaraña. Es como si cada persona fuera un nodo y cada uno de sus actos revirtiera en una red de consecuencias, hechos, miradas, besos, sexo. La red te atrapa y le atrapa a él, la energía fluye entre los nodos aunque ellos no se den cuenta. De tal manera, Ismael llegaba al bar, pedía una cerveza y empezaba a observar (SÍ! OBSERVAR ES LA BASE DE TODO). Las miradas se cruzaban, los gestos se acariciaban, a veces era como si almas que no saben que existen se tocaran. Allí estábamos todos, atraídos, atrapados en telaraña. Era un extraño sistema, ninguno podíamos vivir sin él, era purofuego, PURA VIDA.

Red social, facebook, twitter. La red imparable que todo lo une, en la que la energía fluye casi tan rápido como en el cerebro. Un mensaje de un amigo, un cafénosvemosestatarde, una canción de amor, una foto de cuando estuvimos en Londres, un recuerdo de todos nosotros, un felizañoojaláestuvierasaquí. Una sonrisa de dos puntos y un paréntesis. Un problema contado a través del chat, una solución en pocas palabras. Un poema que acabo de leer, te lo envío que sé que te gusta, una entrada de un blog de Chile, una noticia sobre los Domari. Un poema-milagro-lloro-protesta: We teach life, sir. Libertad para ver, oir, decir, gritar (en mayúsculas). Una comunidad de locos por Frida Kahlo, por los Cohen, por Goytisolo, por Drexler, por la violencia de boca, por el arte callejero. De dónde eres? Venezuela? yo de Salamanca. El grupo, la página, la red, la cultura, el viaje, la democracia, la democultura, la igualdad. El todo para todos. Los sueños de otros en tu pantalla, tus amigos en NYC y en tu sofá. Tú, yo, nosotros, vosotros, ellos, todos. Comparte, difunde, escucha, mira, sonríe, experimenta. Friki, qué han hecho, precioso, míralo.

Yo solo pido, que no. Que no nos corten el grifo. Que no nos quiten las alas, hemos aprendido a volar y comer nubes ricas con nuestro ordenador.



No se pierdan el We teach life!

viernes, 7 de octubre de 2011

La amistad de los perros de octubre


Limar asperezas, comer hormigas, beber agua, besarle. Tomar café, sólo, negro, amargo, rico. Hablar de ahora, de ayer, de entonces, de después, de jamás. Jugar a los extraños, a los ingenuos, al romanticismo, a los mejores amigos, al desconocimiento. Bailar de día, con ropa, sin ella, preparados, quietos, expectantes, curiosos, asustados. Cierra la puerta, sábanas limpias, leamos el periódico, más café por favor, libros salteados, personas sin rumbo. En blanco, en negro, en color canela, cierra los ojos, en amarillo de sol, en amarillo de silencio. Escápate es mediodía, escápate te ahoga, escápate, escápate, escápate.

Vuelve, dóndeestás, no quiero nada, conversación, café, azúcar. Baila, silencio, despierta, risas, el gigante ha muerto, abrázame, corre, llueve, mojada. Silencio, lluvia, desconocido, sinvergüenza, risas, más risas, corre, hace frío. Agua, agua limpia y templada, sed, fin, maquillaje, cara sucia, belleza, carasucia, carasucia, sonríe. Carasucia ha vuelto. Abrázame. No hace frío, no hay agua, despierta al gigante, se lo ha comido un oso, despierta, octubre. Tintín está aquí, las gafas, nadie ve nada, mejor, televisión en color. Amanece, catedral, piedra amarilla, amarillo de día, amarillo de frío.

Llueve, duerme, estás en casa, no tengas miedo.


Imagen de "Mi vida sin mí".

miércoles, 28 de septiembre de 2011

La negra flor

Tan, tan, llaman a la puerta otra vez.



Ella siempre a tenido nombre de flor, pero es y ha sido lo menos parecido a una flor. En un primer momento la veíamos en manos sucias y hambrientas, en un segundo momento la vimos tiritando por las calles. En un tercer momento la dejamos de ver. Había decidido morir.

Al final volvió, tenía más kilos encima. Ya no llevaba la piel astillada y su pelo estaba limpio y brillante. Había dejado la calle una temporada, hablaba de bonitos vestidos, lencería de colores, un nuevo amor, y alguien que venía. Tenía casi cuarenta años y entonces se quedó embarazada. Para ella un gesto de amor era un bocadillo robado a hurtadillas de casa, un gesto de amistad es un cigarro, un café, un rato de conversación.

La negra flor te encontraba en la calle te llamaba guapa y venía a contarte sus aventuras un rato, lloraba a ratos de miedo y a ratos de alegría. Iba a ser madre, ¡ella! y no comprendía que tanta suerte fuera posible a la vez que no paraba de llorar por la vida que le iba a prestar a su bebé.

Si un día quería hablarte del amor, la única frase que pegaba y repasaba como una pegatina en tu cabeza era: "él me quería tanto". Él habían sido varios, una vez había despertado en el hospital, otra en una clínica de desintoxicación, otra de vuelta a casa de sus padres y otro en las calles más frías de Salamanca.

Ella era una negra flor, ahora ha vuelto. Su niño nació en primavera, ella (re)nació en primavera. Ha vuelto, hablando de vestidos, de bebés y de futuro. La negra flor se aleja con un precioso vestido blanco.


Sentir la trayectoria que llevan las nubes, volver por la mañana y ver que sale el sol.
Y ahí voy, a romper las telarañas de tu corazón.




*Canción: Golfa. Extremoduro
*Imagen extraída de Vagabunda







miércoles, 21 de septiembre de 2011

Morir mil veces


Es como vomitar desde el interior más profundo de tu estómago. Tu cuerpo se regurgita a sí mismo. Tu propio cuerpo quiere expulsarse, sacar lo que queda dentro de la carne, los huesos, el umbral de la desolación. Tu cuerpo ya no es tuyo, su carne ahora crece en ti y tú no eres más que la pérdida. La vereda tenía un final, un lugar lleno de charcos, nadie te había avisado. 

Y por una vez no eres tú la que importa, por la que miras, por la que sobrevives. Es otro, u otra, algo pequeño e insignificante que nunca te abandonará, algo que nunca tuviste en las manos, pero que todo tu cuerpo escupió entre lágrimas y barro que nacía de algún lugar inundado de la tierra.

Lo precioso, lo cómodo, el cariño se vuelve hostilidad, las mejores palabras te decepcionan a ti misma. Quieres esconder la cara, dormir más de diez meses y que todo sea un gran sueño en el tú te viste como la mujer que serías y no eres al despertar. Y en el fondo sabes que es un hijo de la primavera, una mariposa que floreció en verano, con amor por el mar. Y te dicen que ya no te brillan los ojos como antes. Y la mariposa se escapó, y la amabas y aún no había nacido. Imaginabas sus alas, su sonrisa de pequeño bicho, su color.

Pero vuela, y tú te quedas donde estabas esperando que los sueños te vuelvan a marear. Que la vida de otras oportunidades y que te brillen los ojos, que no vomites tristeza, que seas bonita en los peores días, que los amigos te quieran, que los amores te hieran y que sigas en tus veinte años como si nada hubiera pasado. Aunque en el fondo sabes que cada día pensarás en qué habría pasado, en cómo hubiera sido tu historia o vuestra historia. Porque de repente, sientes que no está esa vida que antes te ahogaba, y lo imaginas, y ves a ese hijo de la primavera. Y comprendes el amor universal.

Y nunca hubo algo así, pero lo habrá. Somos chicas, estamos solas. Pero sabemos sobrevivir y continuar. Eso es lo que importa.



lunes, 1 de agosto de 2011

Mi amigo Ángel.


Llueve, con tranquilidad y asueto.

Llueve y delante del ordenador me pregunto si queda alguien más sobre la faz de la tierra. Solo se oye eso, llueve. Es de noche, la pantalla del ordenador inunda el espacio caliente y es la única forma de luz. El día de la ausencia no está en la red, y ahora parece que la ausencia se ha hecho eterna. Inane. Me apetece decirla con la boca imaginaria de la mente. Pero las pérdidas no son inútiles, o muy probablemente sí.

No importa nada, porque llueve. El asfalto se enfría y el señor Ángel ha desaparecido. Ochenta y ocho años y no me queda más de él que el recuerdo, el lugar donde pasaba las tardes de verano, un nombre tan común que asusta, sus historias, el revoloteo con la ilusión de que vuelva y la desazón con la piedra atada a ese trozo de alma o cerebro suspendido bajo el esternón si nunca más cruza la carretera cojeando.

Me mataría no poder haberle dicho adiós y que su fría familia de invierno y dinero le enterrara en una tarde de verano que invernal le sepultara bajo ropa oscura y tierra húmeda. Me da miedo que el dios al que él reza no nos de una última tarde de risa. Así es como le conocí, yo nunca he tenido un abuelo al uso. Esperábamos al autobús juntos, cada tarde de verano sobre la leve pradera que surge entre el oriente y el occidente de este pequeño Dogville en el que vivo. Sabía contar historias de guerra, de viajes, de triunfos, de amores y de soledad. Él siempre estaba solo. Casi cien años y una leve arruga sobre cualquier aventura traía sin que se diera cuenta noventa inviernos, y noventa primaveras, un niño.

Pero llueve y un mes sin saber nada de él hace que todas las tardes a las ocho y diez ya no tenga sentido subir al autobús.


*Para ilustrarle pongo una foto de lo que fue con veinte años y de lo que es con noventa. Un futbolista que más de cuarenta años después guarda en la cartera la entrevista que le hizo El Marca cuando el Real Madrid le seleccionó para entrar en su cantera.

Sueños, realizados o no que siempre hacen que nos brille la mirada.

sábado, 30 de julio de 2011

devorada


Mientras tú existas...

Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz cualquiera...
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.
(Mientras tú existas. Ángel González)



Siempre sabe bien tu nombre en mi boca
Es como si un árbol creciera en los pulmones (mitad vida, mitad ahogo)
Te preguntas: ¿Vas a llorar siempre que vengas?
Y te respondes: Claro, y también cuando me vaya.

(mitad visible, mitad borrosa)
(mitad desnuda, mitad oscura)

sábado, 2 de julio de 2011


INERCIA

había olvidado tu significado, tu miedo, tu intención, tu resultado.

VUELVE, te espero.


sábado, 18 de junio de 2011

Devorado


"La autopista que se cerró dio lugar a miles de senderos"

Hoy he aprendido varias cosas, el blanco y el negro no existen. Para nada. Cualquiera de nosotros puede llegar a justificar un momento con algo tan oscuro como la violencia. El diablo nunca cumple sus promesas, y si lo hace, es a un alto precioso. Y creer en nosotros mismos es una vía con muchas bifurcaciones que sin embargo siempre nos aleja de la autopista. Allí todo es velocidad y asfalto.

Por tanto, acepta cada matiz del contexto, no escuches a quien no debes, y cree en ti por encima de todo. Y la pasión, en cualquiera de sus modalidades, úsala y déjate usar por ella. Eso fue lo primero que aprendí al llegar a la universidad. Una absurda fórmula de trabajo en la que el ingrediente secreto era la pasión por la vida. Pasión en todas sus modalidades, repito.



Ahora, un extracto de un libro precioso:

"La pasión hace que uno deje de comer, de dormir, de trabajar, de estar en paz. Mucha gente se asusta porque, cuando aparece, derrumba todas las cosas viejas que encuentra.

Nadie quiere desorganizar su mundo. Por eso, mucha gente consigue controlar esta amenaza, y es capaz de mantener en pie una casa o una estructura que ya está podrida. Son los ingenieros de las cosas superadas.

Otra gente piensa exactamente lo contrario: se entrega sin pensar, esperando encontrar en la pasión las soluciones para todos sus problemas. Descarga sobre la otra persona toda la responsabilidad por su felicidad, y toda la culpa por su posible infelicidad. Está siempre eufórica porque algo maravilloso sucedió, o deprimida porque algo inesperado acabó destruyéndolo todo.

Apartarse de la pasión, o entregarse ciegamente a ella, ¿cuál de las dos actitudes es la menos destructiva?"

No sé.

(Once minutos, Paulo Coelho)

martes, 31 de mayo de 2011

Hay personas que te hacen esto::

pintado por Remedios Varo 1956

hacen que dejes de ser de madera y sin dolor sacan todos los pájaros que viven en tus recovecos

lunes, 30 de mayo de 2011

El corazón me resbala por las tuberías de este cuarto.

Báilame el agua


Úntame de amor y otras fragancias de tu jardín secreto.Sácame de quicio, hazme sufrir…Ponme a secar como un trapo mojado.Lléname de vida. Líbrame de mi estigma. Llámame tonto. Olvida todo lo que haya podido decirte hasta ahora. No me arrastres. No me asustes. Vete lejos…pero no sueltes mi mano. Empecemos de nuevo. Toca mis ojos. Nota la textura del calor. ¿Por cuánto te vendes?. Píllate los dedos. Y deja que te invite a un café. Caliente claro. Y sin azúcar… sin aliento.



http://www.youtube.com/watch?v=s4vZGFhiWM0

lunes, 16 de mayo de 2011

Ni siquiera.


¿Somos idiotas o nos gusta ser infelices?

Caso 1:
Sabes que no hay futuro, sabes que no hay pasado. Muchas veces dudas de si siquiera existe el presente. Un año entero así, y luchas contra viento y marea. No escuchas, no oyes, no sabes, no quieres saberlo, y continúas.

Caso 2:
No la ama, no la quiere, no la soporta la mayoría de las veces. Hace planes, hace historias, ni siquiera él se lo cree. Él continúa, le dice que la quiere, le dice que la ama, desea a otras mujeres, antes incluso se acostaba con ellas. Ahora nada, ni respira para no hacerle daño. Cree que la situación cambiará. Pero no lo hace.
Caso 3:
Juegan a los idiotas, poemas, canciones, golosinas, palomas mensajeras... y luego nada. Ni amor, ni sexo, ni amistad, ni mañana ni nunca. Un mal día, uno de los jugadores se ha ido, el otro le odia, pero nunca intentó llegar más allá. Solo se dedicó a jugar. ¿Y ahora? Ahora nada.

Caso 4
Se aman, se quieren, se soportan, se odian algún rato del día. Se tienen el uno al otro y ella se dedica a llorar por la ausencia de pasteles rosas y vidas en las que para pedir un vaso de agua debes decir: "te quiero". Zorra, el mundo es un lugar cruel: reacciona.

Caso 5
Se levanta, se cae, se levanta, la destrozan, vuelve a la carga. Lo que no tuvo, lo que quería, lo que deseaba, lo que no tendrá, lo que desea hoy. Y parece que no sale el Sol a verla y se hunde otro día más en una vida incompleta ante eso que desconoce. Por suerte, el cabrón que se aprovechaba de ella cada vez está más lejos, alguna noche llora y piensa que ella era un niña indefensa. Llora, se lamenta, se rasca las heridas, llega hasta el hueso, piensa en el suicido, piensa en la policía. Sigue sola, quiere estar sola, ese mundo le da miedo.
Caso 6
Eres una zorra, eres una puta, la gente como tú avergüenza a su familia, me das asco, no sirves para nada, eres inútil, no llegarás a ninguna parte, tú culo no entrará por esa puerta como sigas comiendo, eres fea, no encontrarás jamás a nadie, ¿quién te va a querer siendo como eres?. Esa retahíla cada día. La pobre se lo cree, ella ya es todas esas cosas, acaba de salir del cascarón, no sabe, no puede, es inútil, se ve inútil. Quiere matar al que dice esas cosas, matarle. Y lo hace, pero no deja un cadáver, le deja solo. Ojalá te vayas, y en vez de dejar a un cadáver dejes a ese idiota.

Caso 7
¿El tren ha pasado? No llores. Busca otro billete, o busca otro tren. O limítate a no perder el próximo, las vías no se construyen para un solo tren. Y entre los vagones y tal, somos trescientos.



Buscamos pues la felicidad en la infelicidad más absoluta, por lo tanto somos idiotas :)

sábado, 23 de abril de 2011

Páprika.


Me encantaría volver. Me encanta quedarme.
Me encanta que todo cambie rápido. Me encanta que nada cambie.
Adoro ser eterno, adoro ser tenso, adoro ser de piel y no de metal.
Perdona por no haberte hablado, perdona por haberlo hecho.
Soñé despierto con palabras formuladas y gastadas.
Contenía entonces siempre la respiración, y de repente, sin quererlo, esperarlo o desearlo
calló en mis manos. Huracanado, dulce, amargo, perdido y encontrado.
Llorar cuando sé que no estaré sola: escuchar al aire, "no estarás sola"
Cuando todas las caras de los viajeros, de los vagabundos, de los que no sabían de los que me protegían. Siempre habrá quien se parta en dos en cada despedida. En el fondo las raíces siguen aguadas entre tierra que no te aprieta. Nada está decidido, nunca, la inercia que se vuelve constante y envolvente, los errores y los aciertos.


Y todo lo demás.

lunes, 11 de abril de 2011

Cardamomo


A veces me pregunto si este es realmente el mundo que queremos. No sé ni quién es, ni quién le paga, ¿pero es esto lo que queremos?. Vete acostumbrando a que la verdad no existe no es más que una sucesión de premisas dependientes de quién, cómo y de dónde vengan. Revueltas y revoluciones y ahora qué.

miércoles, 6 de abril de 2011

Todo tuyo


Aquí todo ha cambiado, y quizás no encuentres el hogar que esperabas, pero llega el momento de la simplicidad, de disfrutar de un trozo casi derretido de chocolate, y mirar una sonrisa que te mira, y correr a por el autobús mientras la primavera se acelera en tu ciudad y las manos te huelen a algo que antes era extraño y ahora imprescindible. Simple y complicado, da igual pero tuyo, es como el tiempo. Todo tuyo. :)

martes, 5 de abril de 2011

jueves, 24 de marzo de 2011

Nunca un nudo, nunca un muro, (solo lo que yo quiera)




Empieza mi viaje en la carretera, por fin, camino sola en mi casita con ruedas

Solemos ver el mundo desde nuestros ojos. A veces intercambiamos una o dos miradas, una tarde entera de palabras, pero seguimos mirando el mundo desde nuestro lugar. El lugar que nos ha tocado, el que hemos conseguimos o en el que simulamos estar.
Nunca me he sentido libre, siempre ha habido un pequeño escollo que me marcaba pero casi siempre tomaba las decisiones. A quién amar, era una decisión definitivamente propia. Eran las cuatro de la mañana en una cocina con tantas historias como almas habían comido allí. Eran las cuatro de la mañana y entonces comprendí que en cierto modo, podía elegir a quien quisiera. No debía acercarme a alguien para conseguir su dinero, su status social, su fama, sus favores, no era necesario. Yo me acercaba al chico que me llamaba mi amor, y podía hacerlo sin ningún tipo de miedo al qué pasaría mañana. Ella siempre era la zorra mala, acarreaba ese sabor de su etnia desde siempre. Quien la llamaba zorra no entendió que no era libre. Amor era dinero, amor no era amor. Ella no tenía la culpa, era lo que le había tocado vivir, el lugar que la vida, el karma o cualquier dios escondido entre las nubes le había reservado. Nunca pude pensar que aquel interés que hacía que no hubiera precio imposible era una distancia que muchas de ellas rompían pero que nunca elegían.

Nosotras tenemos que luchar por lo nuestro. Salvar el pequeño trozo que no nos arrebatan escondidas entre lo que debemos ser, quien gusta que somos, quien somos, quien aparentamos ser, quien deseamos ser y todos aquellos a los que amamos. Poco a poco, se llena todo de piedras, no un camino en sí pero sí ese pedazo que nos queda. Ese trozo que queda entero en el corazón ese trozo que no hace falta disfrazarlo con un perfil, unos zapatos de tacón, un amor a una quimera. Salvaguardar cada poro de nuestra piel ante los vientos que vengan, luchar por los hijos que aún no hemos decidido tener, cuidarnos como si fuéramos la carga y el combustible. Te miras en el espejo y recuerdas aquello de "qué grande es ser mujer" y te asustas ante lo frágil que eres, lo vulnerable que ves el entorno y lo nebuloso del aire del viento. Y entonces llega, desde el fondo de la tierra, llega caliente, oscuro, con toda la vida que ya se volvió inerte, y viendo la muerte que no has sido capaz de sembrar te alegras de que el statuo quo cambie y no lo haga. Y no haya que tomar decisiones para siempre.

Se mantiene por dentro, te da un amor que solo puedes sentir por ti misma.

Miedo mucho, y a la vez nada.

miércoles, 16 de marzo de 2011

El día que decidimos ser libres.


El día que decidimos ser libres empezamos a respirar el aire con una intensidad que desconocíamos hasta aquel momento. Cada una tenía una cadena, una cadena oscura, o tortuosa, y llegaron y sin saberlo nos salvaron. Entonces éramos dos niñas que se intercambiaban secretos, yo siempre culpable y tú siempre fea. Pero nos salvaron, nunca lo sabrán, pero ahora somos LIBRES.

domingo, 27 de febrero de 2011

Pollitos en tu basura.


No es ningún secreto que suelo llorar por tonterías. Lloró con una canción que ni siquiera entiendo, leo una historia que no he vivido, y lloro. Y veo a un amigo cumplir un sueño y sigo llorando. Sin embargo, la tristeza en sus múltiples variables (melancolía, nostalgia, desazón, apatía...) no está ahora en mí.

No tengo hambre. Liarse la manta a la cabeza no entraba en los planes, y sin embargo. Cajón de sastre o cajón desastre. Solo puedo decir: Cua cua.

Son discursos vitales sin salida, es normal escapar, escaquearse y buscar lo que no te han dado. Lo raro es encontrarlo, los hay que no destiñen, que no tienen miedo, que arriesgan. Los hay y las hay. Somos por lo general una dualidad constante, nunca los mismos modos, estrategias. Casi nada de todo esto entraba en los planes y sin embargo. Es esa frase que siempre me ha parecido de tontos que teorizan sin ver más allá de sus narices, esos que no abren la ventana en invierno. Esos. Esos que dicen esa chorrada que "la vida es eso que pasa mientras planeas otras cosas". Tal vez es cierto, pero no puedes sentarte a esperar en casa a que suceda algo, por eso me jode la frase. John Lennon que al parecer fue quien la dijo vivió más allá de sus narices, sacó la cabeza por la ventana, estoy segura. La muerte no entraba en sus planes supongo, espero que no se refiera a eso, claro. Bueno pues esa frase, esa sentencia que siempre he oído de bocas inútiles, que no se paraban a observar el mundo que les rodeaba. Y vivían candando la luz que se metía entre las persianas.

Yo había a empezado a andar hacia otros bellos horizontes, bellos que sin embargo había rechazado mirar. "Encontrar la manera, sentirse bien, sin tener ni idea", Pues eso. Me dí por vencida hace mucho tiempo, y ya no sufro. Porque eso es algo que hice demasiado. Ahora me parece maravilloso este lugar, mi Plaza Mayor brillando puntual, ajena a los colores del Belo Horizonte, no hace falta preguntarse nada. Solo tumbarse en la piedra caliente, notar el sol entre la piel, la ropa y la piedra. Y ver el color en el cuadrado imperfecto que es el cielo en ese momento, que todo cambie de color. Pobre como ratas, con los dientes blancos como siempre.

Calma y vértigo, calor y frío, a partes iguales. Inesperado. Idiota. Y los amigos alegres por el brindis inesperado, la cena fría, helada. Se alargan las cenas en función de nuestros príncipes, es difícil mantener la atención. Joder, ¿y qué importa todo? Nada. Nada y Todo, a veces son la misma palabra.

Da igual si el mundo anda solo, quien este, quien no. Da igual medir cada paso o estar a la altura, se escapa de nuestros deseos. Es un buen presagio que el barrio se quede sin farolas. Es un abrigo lo de la lluvia cuando te hacen daño en lo más líquido del corazón. Una vez volvía a casa, bastante triste, y empezó a llover. Llovía sobre mí y llovía yo. Y la encontré, tumbada en el centro de la Plaza Mayor cubierta de agua, bajo la lluvia con el pijama. Me dijo que estaba aún más triste que yo. Pero que se sentía bien. Se sentía bien completamente empapada sobre la piedra de octubre. Creo que se ahogó tras historias de las que nunca tendremos conciencia, pero era feliz bajo el aguacero. Era una total desconocida que no hacía planes, ni tenía un paraguas parando el agua, la vida.

Entonces definitivamente cambio la frase de Lennon y me limitaré a pensar que la vida se abre camino indudablemente, por inercia. Inercia, ella te lleva, tú vives.

VIVA LA VIDA

jueves, 3 de febrero de 2011

No digas te quiero, quiéreme.


Desde fuera todos somos perfectos y felices, arañas un poco la mierda superficial del principio y te encuentras con seres verdaderamente desastrosos. Todo obedece a un interés. Es imposible negarlo, bueno, es posible pero es mentira. Los maquiavélicos que lo darán todo por su propósito, las femme fatale que se congelan un poco por dentro, y todo se va a la mierda. Aida dice que es normal cambiar de opinión, ser otra chica mañana. Pero cambiar es perder, y por lógica: ganar?. Y qué cojones importa si al final la sensación de vacío nunca te abandona. Es como las decepciones, realmente quiero pensar que la culpa es mía. Expectativas, tú pones la semilla, yo la riego y no hay ni rastro de vida.

Y pienso entonces que quién quiere de verdad. Será el que está, será el que sueña, o como siempre soy yo. Es cuestión de insaciabilidad, porque es un hambre terrible, un hambre que se alimenta de buenos recuerdos y resquebraja pequeños sueños. Siempre vamos a querer más, y la seguridad de tenerlo es incierta.

Certeza, siempre me suena a corteza. Me viene a la cabeza un trozo de madera que sigue pegado a un árbol pero que sin embargo se va despegando y curvándose en su sequedad. Seco y lleno de arrugas, de rajas.

Ser siempre los buenos. La culpa no era nuestra, era de nuestro cerebro que se autojustificaba por sus actos y por la sangre española que nos corre por las venas, dijo Aida de nuevo. Nunca creí en eso, pero cambié. Me di cuenta de que tenía tanto amor como rabia, celos, gritos: pasión pura que nutría mi sangre de color rojo. La furia española pegada en todas las banderas que ondeaban por el Mundial. Aquellos días fueron de los mejores que he vivido. Un amor de verano no era, era un amor de invierno que se iba perdiendo entre aeropuertos y dudas. Ahí vi la sangre tan líquida que corría por mis venas. Y ya no te queda en qué creer, o en quién creer. Y qué menos que decir que de pronto entiendes por qué la gente se convierte a las religiones, y a ratos me siento totalmente perdida.

Ahora recuerdo un octubre atrás. Un hospital, el miedo temblando entre las piernas y hasta el corazón. La sangre espesa, el aire cargado y la dificultad de alimentar el cerebro. Cómo he llegado hasta aquí sin nada en qué creer. Solo mi viejo amuleto oxidándose en el cuello.

Atravesé las puertas, y una virgen María me miró como si me fueran a dar una mala noticia. Me abriga, me abriga siempre. Empecé a creer en la Virgen, cuando apareció mezclada con la antigua Iemanjá, Yemaya, miles de nombres. El número siete, mezclado con el mar, y aquel nombre que de vez en cuando aparecía en mi vida, llamándome la atención. Aprendí a creer en ella porque era la madre que entonces yo creía estar perdiendo. Yemayá era esa fuerza que salía del aire, del viento arrastrado desde la costa siempre de siete en siete. La fuerza femenina cargada en el mar.

Y la Meca, decidí orientarme hacia allí siempre que necesitara algo de verdad. Más de mil millones de personas mandaban su energía hacia aquel lugar, cómo no iba a creer en la fuerza de tantas personas en un punto del universo. Y el primero que habló de todo aquello en lo que creía: igualdad, perdón, respeto, comunidad, nada de juicios. El Jesús de Nazaret era mi respuesta, no el de el gran castillo Vaticano. Las palabras sabias de aquel barbudito al que nunca veremos la cara, sus palabras corrompidas y malinterpretadas. Deberías bajar y dar algún tortazo a los sordos.

Y durante aquellos días inmóviles como nada, que aún me paralizan, me descubrí rezando una poesía inventada, mirando hacia el sureste, bajo la mirada de una señora cubierta de azul, y amando el siete con toda la fuerza que me mandaba la divinidad yoruba, el festejo que se celebraba el mismo día que yo había nacido. Salí a pasear con Sultán, me regaló un pañuelo palestino de color rosa, y unos pasteles que aún no he podido probar. El miedo se me pego al estómago cuando vi la vulnerabilidad de mi madre, y solo pude abrigarme de otros y hundir la cabeza en el olor de aquel pañuelo mientras el mareo me llenaba los ojos lágrimas. Y más de un año después, el olor me remite a aquella habitación de hospital completamente impoluta, oyendo hablar de personas que no conocerá esta tierra, y de una mujer que ya nunca más sería una chica. Y de aquellos dos enamorados que nos hacían sentir ajenos, estúpidos y alegres. Con el ambicioso proyecto de seguir sobreviviendo. Eso era el amor, del que tanto nos habían hablado.

Y la miré, y me alegré mucho de haberla conocido, y tener una parte que la pertenecía. Y los miré, y supe para siempre qué era eso de querer. Una parte incierta, una parte de muchas, una religión. Algo en qué creer, por ahora y para siempre. Porque la vida acaba abriéndose paso. Indudablemente.

domingo, 2 de enero de 2011

Jesus is on the main line.


El día que te conocí, dejé de ser feliz. Tenías esa horrible manía de sonreír siempre. Y ahora te quedas dormido en la nieve. ¿Y tengo que ser yo quien te despierte? Vale. Acepto esa deliciosa sensación del copo de nieve derritiéndose en el labio, y dejándose llevar por la caricia lenta de la lengua. La acepto, pero no puedes comerte toda la nieve, e intentar no morirte congelado.

Y se contraen los músculos de la cara, para mal, para sufrir, decepción te congela la cara. El problema es ese, que se congela la cara, ya nunca más hierve la sangre. Los amigos te tapan los oídos, no es necesario que oigas sus pensamientos. Te quieren, y te lo demuestran. Los amigos.

Ahora qué? Eres un herido grave, en un juego que ni siquiera sabes cuándo empezó. Eres dependiente, antes eras una estrella de rock. Ahora lo sigues siendo pero en la etapa en la que nadie se acuerda de ti y se te van pudriendo poco a poco las entrañas, entre copas que ya no saben a nada y recuerdos a los que no perteneces. Así funciona. Dolor? o, ¿solo olvido?

Y la gente se empieza a dar por vencida. Y en el fondo a nadie le extraña. Te dejas ver. Pierdes los papeles. Escuchas canciones que ya no te remueven el interior.

Continua la asamblea. Unos se disfrazan del sarcasmo más doliente. Otros dilatan cada palabra como si el que las emitió tuviera un plan secreto para amarlos. Otros buscan los signos del fracaso. Otros despiertan hoy para darse cuenta de todo lo que perdieron por ser imbéciles. Èl se sienta a mí lado y me dice: "por lo que me cuentas, el conflicto lo tienes tú". Le voy a escuchar aunque sea un buen amigo.

Deberías un rato, largarte de tu cabeza. Pero tendrás que volver. Mira a tu espalda para saber que nadie sabe lo que escribes. Deslizarte en la telaraña, y perderte. Perder cada trozo de aire que te mantiene vivo. Y ver que a pesar de todo, sobrevivirás. Cuestionar cada regla, hasta dolerte. Empezar. Así es la asamblea. No me pidas consejo, sabes que te diré mi opinión, y sabes que intentaré no hacerte daño, sabes que te mentiré, sabes que te querré, y sabes que la asamblea te perdonará. Siempre. Siempre seremos bienvenidos. Bienvenidos en ese lugar que no existe, pero vivido, siéntate en esta silla y cuéntanos a todos tus problemas.